-Bueno, imagino que contento con la temporada.
-Bastante contento. Después de estar arriba durante todo el año, ahora lo primero que tenemos que hacer conseguir matemáticamente la clasificación para los playoffs. Para ello, tenemos que ganarle este fin de semana al Arcos, un rival directo. No podemos pensar en otra cosa.
-¿Le sorprende que el Sanluqueño esté tan arriba?
-Desde que se empezó, nadie pensó que estaríamos aquí. Es fruto del trabajo bien hecho, de la humildad y del sacrificio que siempre debemos tener presentes.
-Y también gracias a su excelente labor.
-No, la gran campaña que estamos haciendo se debe al trabajo de todos, directivos, técnicos y jugadores.
-¿Cómo compagina el fútbol con su vida?
-Está claro que este deporte en Tercera no te da de comer. Básicamente, todos trabajamos y jugamos al fútbol, pues tenemos uno de los presupuestos más bajos de la categoría. Yo estudio aparejadores en Sevilla y entonces tengo que cambiar el plan de entrenamiento.
-¿Cómo?
-Pues el martes entreno en Lebrija con el preparador físico, el miércoles sólo en Sevilla y jueves y viernes en Sanlúcar.
-Tendrá problemas de adaptación al equipo.
-Uno lleva bastantes años y el equipo está compenetrado. Creo que estoy perfectamente integrado.
-Si se consigue el ascenso, ¿qué debe hacer el Sanluqueño?
-Lo primordial es mantener el bloque, el equipo. Aquí hay muy buenos compañeros.
-¿Cuál es su sueño?
-El de todos. Comer del fútbol, ser profesional, eso es lo que te pica el gusanillo. Pero tengo los pies en el suelo y ahora mismo juego para divertirme.
-¿Y cómo se llega arriba?
-El trabajo es fundamental, y luego hay que tener la chispa de calidad.
-¿Qué cambiaría subir a Segunda B?
-Algo cambiaría, porque es más dinero y más responsabilidad. Yo intentaría compaginarlo como fuera porque estoy muy involucrado en el Sanluqueño, desde que llegué con siete años. Por eso me motiva un poco más, y ahora soy la referencia de los que vienen por detrás.