Los conservadores británicos lograron en las elecciones municipales celebradas en partes de Inglaterra el pasado jueves el mejor resultado desde 1992, cuando John Major ocupaba la jefatura de Gobierno.
El nuevo líder conservador, David Cameron, compareció en la mañana de ayer en Hammersmith y Fulham, un distrito de Londres en el que los tories han logrado la alcaldía, para celebrar el triunfo, decirle a Blair que un reajuste no es suficiente sino que hace falta un cambio de políticas y del Gobierno y para añadir también que es consciente de que aún queda mucho por hacer.
Cameron se ha beneficiado aparentemente de un mayor brío de los votantes conservadores tradicionales para acudir a los colegios electorales tras unos años de apatía y de resignación y también del absentismo de potenciales votantes laboristas desilusionados con el Gobierno.
Faltan ciudades
Aún así, las elecciones municipales arrojan resultados peculiares que son propios de factores más cercanos. Aunque los conservadores cosecharon el 40% del voto, los liberales el 27% y los laboristas el 26%, ayuntamientos como el de Richmond-upon-Thames, en el sudoeste de Londres, que estaba en manos conservadoras, fue recuperado por los liberaldemócratas, que lo habían dominado durante cerca de veinte años antes de las últimas elecciones.
En el distrito de Wheathampsted, en la localidad de Saint Albans, en el noroeste de Londres, se tuvo que decidir la concejalía por el procedimiento de elegir a ciegas el lapicero más largo, porque conservadores y liberales habían quedado empatados.
Más preocupante para Cameron es la continua debilidad del partido en las grandes urbes del centro y del norte de Inglaterra. Los tories ganan terreno en Londres, sin embargo, en burgos como Camden -administrado tradicionalmente por ayuntamientos laboristas con reputación de caóticos- o en Ealing, donde los electores suelen acertar en las municipales quién va a ganar las próximas generales.
El laborismo perdió casi trescientas concejalías, pero se habían previsto tales debacles que el resultado parece ahora llevadero. Todos los partidos tienen en principio motivos para la satisfacción.
El más satisfecho es, sin duda, Cameron, que ha salido con buen pie de las primeras elecciones que se celebran bajo su liderazgo y ahora tiene tiempo para emprender la reforma del partido y la elaboración de políticas sin incertidumbres sobre la respuesta positiva de sus electores.
Una preocupación adicional es el crecimiento del Partido Nacional Británico, percibido como xenófobo y tendente a la ilegalidad y a la violencia. En el este proletario de Londres tuvo sus mejores éxitos, Y en el conjunto del país pasó de 20 a 44 concejalías, de un total de 22.000.