Unas 22.000 personas, de ellas 18.546 niños de Ucrania, Bielorrusia y Rusia, han sido tratados desde el 29 de marzo de 1990 en el Hospital Pediátrico de Tarará (Cuba), de patologías asociadas a la radioactividad después del accidente sufrido hace 20 años por la central nuclear de Chernobil.

Sufren cáncer de tiroides, leucemia, vitíligo, psoriasis, escoliosis, atrofia muscular o males neurológicos, que son tratados según la gravedad, 45 días, tres meses, o de seis meses a un año. El programa registra 15 muertos y seis trasplantes de médula a enfermos de leucemia. «Más de la mitad se recuperó y un tercio mejoró», dijo el ministro de Salud de Ucrania, Yuri Poliachenko, que renovó hace un mes el convenio por el cual Ucrania paga el viaje, pero el financiamiento corre a cargo de Cuba.