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Lunes, 24 de abril de 2006
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ESPAÑA
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¿Sabe que le multaremos el sábado?
Los expertos en circulación exigen al Gobierno que abandone las campañas publicitarias truculentas y que despliegue más agentes para reducir el número de víctimas
¿Sabe que le multaremos el sábado?
PUBLICIDAD. El director general de Tráfico, Pere Navarro, junto a un anuncio para conductores. / EFE
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La Dirección General de Tráfico (DGT) intentó sacudir la conciencia de los españoles con un spot televisivo en el que auguraba un centenar de víctimas durante la operación de Semana Santa. Los automovilistas se han limitado a darle la razón. El balance de 108 muertos, tres más que el año pasado, no sólo ha roto una tendencia descendente en el número absoluto de fallecidos, sino que ha provocado el hartazgo de las asociaciones de automovilistas con los anuncios de la DGT, que consideran ineficaces y de dudoso gusto. Sin embargo, la polémica ignora que los muertos en la carretera han descendido un 22% desde 1986 si se relacionan con los kilómetros recorridos al año en España.

La movilidad de los españoles en automóvil aumentó un 40% entre 1995 y 2003, pero el incremento paralelo de las víctimas -una decena cada día de la Semana Santa- ya no se considera tolerable, sino que ocupa un lugar preferente en la agenda del Gobierno. Las autoridades sondean la reacción de los ciudadanos frente a la idea de castigar el exceso de velocidad con la cárcel. Han cambiado de lenguaje y alertan a la sociedad contra una presunta epidemia de accidentes de tráfico que se cobra más de 5.500 muertos anuales, sin contar a las personas que quedan tullidas de por vida. Por la carretera, dicen los epidemiólogos sociales, se propaga una enfermedad que se ha convertido en una de las principales causas de mortalidad juvenil (la mitad de los fallecidos en Semana Santa tenía entre 15 y 34 años).

Por el momento no existe un diagnóstico de esa nueva dolencia. El Real Automóvil Club de España (RACE) y el colectivo Automovilistas Europeos Asociados (AEA) han reclamado a la DGT que deje a un lado la publicidad en televisión y adopte medidas efectivas, como vigilar las carreteras secundarias y desplegar más radares y agentes de Tráfico, algo que el Gobierno ya ha previsto. El Comisariado Europeo del Automóvil (CEA quiere introducir una asignatura de seguridad vial que sería obligatoria en la escuela y optativa en el Bachillerato. Sin embargo, el subdirector de Circulación de la DGT, Federico Fernández, desaconseja que cada institución ponga en marcha programas educativos o represivos sin contar con las demás. «Es un problema de todos y requiere una labor social», resumió esta semana.

El análisis de los accidentes y la comparación con otros países proporciona algunas hipótesis para reducir los siniestros, aunque no brinda soluciones a corto plazo. Nadie discute, por ejemplo, que el consumo de alcohol provoca innumerables accidentes, pero Gran Bretaña es el país europeo con menos víctimas en términos relativos (seis por cada cien mil habitantes) y aplica el límite de alcoholemia más laxo (0,8 gramos por litro de sangre). Suecia y Noruega también registran 6,1 y 6,2 fallecimientos, respectivamente, pero con un límite de alcohol cuatro veces inferior. Y España contabiliza 13,8 muertes por cien mil habitantes con un tope de alcohol de 0,5 (los aparatos de la Ertzaintza lo miden como 0,25 en el País Vasco).

Múltiples variables

Paradojas como ésta se explican porque los accidentes de circulación dependen de múltiples variables que influyen entre sí. Una de ellas es el parque móvil español, que suma 27 millones de vehículos y duplica el británico, el sueco y el noruego si se comparan las respectivas poblaciones. Otra variable es la red viaria. Cerca del 70% de las víctimas españolas se produce en carreteras convencionales y en el casco urbano, mientras que el resto se contabiliza en autopistas y autovías, que concentran la vigilancia durante los éxodos vacacionales.

Tampoco es casualidad que los países con menos fallecimientos tengan autoridades de Tráfico más estrictas que las españolas, aunque combinan ese rigor con otras medidas de prevención. Holanda, con 6,2 muertes por cada cien mil habitantes, realiza el triple de controles de alcoholemia e impone el doble de multas por exceso de velocidad en relación con el censo de habitantes. Y la mayor presencia policial en las carreteras francesas y británicas ha reducido un 20% las infracciones por velocidad.

A la postre, la presión de los agentes de Tráfico puede influir en los hábitos de conducción, que están relacionados con las costumbres sociales y culturales. La Policía finlandesa obliga a soplar al 40% de los conductores cada año, pero sólo el 0,14% supera la tasa permitida. En ese país escandinavo, el índice de víctimas es 5,4 puntos más bajo que el de las carreteras españolas, donde los automovilistas están acostumbrados a saltarse las normas de tráfico y tachan de dominguero a quien respeta los límites de velocidad, como si circulara con una lentitud anormal y pusiera en peligro el tráfico.

El nuevo carné por puntos -cada infracción recorta los doce puntos iniciales hasta la retirada del permiso- intentará corregir ésta y otras anomalías a partir de junio. Desde que entró en vigor en Francia e Italia, el número de muertos se ha reducido un 17% y un 30%, respectivamente.



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