Una tremenda tormenta sobre el Sánchez Pizjuan obligó a Teixeira Vitienes a aplazar el partido entre el Sevilla y el Barcelona que debía disputarse ayer. El árbitro cántabro tomó esta decisión pasados algunos minutos de las diez de la noche, al comprobar que una banda del terreno de juego estaba anegada.
Poco antes de las 20.00 horas, la lluvia empezó a caer con insistencia sobre el estadio andaluz. Una espesa capa de agua acompañada en muchas fases por una espectacular granizada que dejó impracticable el césped e inundó muchas zonas del Sánchez Pizjuan.
Pese a que los medios de comunicación ya tenían las alineaciones de los equipos, ya era evidente que el partido se iba a suspender. No obstante, el colegiado visitó el césped del estadio en repetidas ocasiones y, aunque el drenaje funcionó a la perfección, un lateral estaba completamente encharcado. Por eso, Teixeira Vitienes acabó aplazando el partido.
La suspensión traerá cola por culpa de las premuras del calendario y la participación de ambos equipos en competiciones europeas. A bote pronto, la cancelación del partido se antojaba positiva para ambos conjuntos. El cuadro andaluz se juega su pase a la final de la Copa de la UEFA, el próximo jueves, ante el Schalke, mientras que el Barcelona se medirá ante el Milan, el miércoles, con una plaza para la final de la Liga de Campeones en juego.