Siempre he sentido una sensación exclusiva con la jornada intensa del Jueves Santo y madrugada. Un día grande para nuestra Iglesia que celebra la Última Cena, el Lavatorio de los pies, la institución de la Eucaristía y la Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.
Para los cofrades, que también somos parte intrínseca de la Iglesia, nos parece asistir a una tercera dimensión de los textos evangélicos. Y divagamos en el paraíso creado para la representación plástica de la Pasión, Muerte Resurrección de Cristo.
La jornada del Jueves Santo se presenta mágica desde el amanecer cuando en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.
Por otra parte en las ciudades tradicionales y clásicas como las de nuestra Andalucía cofrade, se preparan meticulosos detalles para que las manifestaciones de fe representadas en los cortejos procesionales, sean tan atractivas que atraigan al pueblo a seguir firmemente la estela de la Iglesia.
En Cádiz, son siete las hermandades que se distribuyen entre la tarde del Jueves Santo y la Santa Madrugada. Comenzando con la única hermandad que nos llega desde puerta de Tierra, la Oración en el Huerto. Mas tarde desde el Convento de Santa María parte la imagen que arranca con mas fuerza la devoción de la ciudad, el Nazareno de Santa María, popular donde los halla.
En San Lorenzo está la hermandad de los Afligidos que por problemas que no vienen al caso no pudo hacer estación de penitencia en la Semana Santa del año anterior y que dispone con ímpetu y gran anhelo su procesión de alabanza y gloria. Descendimiento, Sanidad, y Medinaceli son hermandades que están colmadas tambien de gran devoción, corporaciones sobrias y severas en su discurrir por las calles de la ciudad, las que hacen bajar la voz del publico aglomerado en las diversas calles o plazas del casco histórico. Y por último el Perdón, que es la primera y la última, la ultima en procesionar en la Santa Madrugada y la primera en ver la luz en un Viernes Santo de riguroso luto y rendimiento. Una jornada rotunda y redonda de múltiples sensibilidades que hacen de nuestro trimilenario mapa geográfico un escenario pletórico del carácter más puro de Andalucía.