Este Miércoles Santo no existían dudas. En el Oratorio de San Felipe Neri se reunían los hermanos de esta cofradía vinculada a las empresas de Aguas y Luz. Este año sí iban a salir a las calles de Cádiz. El tiempo, un día más, volvía a acompañar y fueron muchos los que no quisieron perder ni un solo detalle de esta salida, una de las más ajustadas.
A las tres y media de la tarde había distintos frentes en el Oratorio. Por un lado se preparaban algunos cargadores. Por otro se encontraban los penitentes más pequeños con el cuerpo de acólitos. Por una pequeña puerta se accedía al interior del templo en el que se redactó la Constitución allá por 1812. Comenzaba a esa hora una eucaristía que oficiaba José Antonio Barbudo, quien impuso algunas medallas a hermanos de esta cofradía de Aguas y Luz. «Más si mi amor te olvidare, tú no te olvides, de mí», terminaba la Salve con la que se puso punto y final al recogimiento previo a la salida.
Empiezan a formar los penitentes. Primero los del San Juan. Antes de la cuatro y cuarto ya han salido la mayoría de las secciones y les corresponde a los cargadores desplazar el paso sobre el que va la imagen de San Juan Bautista restaurada por Luis González Rey.
Mientras ve la calle Santa Inés el primer paso de esta cofradía, en el interior del histórico templo se van formando las secciones del Cristo.
En otra parte del Oratorio, los cargadores se preparan. Juan José estará de nuevo debajo del Cristo de las Aguas. Antes tiene que ponerse una faja que le ayuda a soportar el dolor que suele sufrir en la zona lumbar de la espalda. Un compañero le ayuda mientras que da vueltas. Gerardo Navarro es el capataz de esta cuadrilla. Fiel a su costumbre, se sitúa en la puerta por la que los cargadores acceden a la iglesia. Van desfilando uno a uno, besando a Gerardo. La imagen lo dice todo. Respeto, compromiso y solemnidad en cada gesto de estos cargadores que se disponen a llevar al Cristo de las Aguas. Sale la presidencia de la hermandad entre la que se encuentran Rafael Ortega, director técnico de Aguas de Cádiz y el concejal Ignacio Romaní.
Cambio de itinerario
A las 16.40 horas, el enorme paso de misterio atraviesa la puerta de San Felipe. Le han bajado las patas pero sus dimensiones hacen imposible no sufrir por la salida. Va a lo justo. Suena el himno y mientras lo giran hacia la izquierda. Después de ponerle de nuevo las patas y subirle la cruz empezaba el camino de este bonito misterio. Este año, la cofradía cambiaba su itinerario y tomaba por la calle Zaragoza para pasar por San Antonio.
Sólo queda por salir el palio. La Virgen está ya lista. Se deja notar la restauración de la candelería. El concejal José Loaiza va a ordenar la primera levantá. El edil mira al capataz y espera su señal. Ésta llega y al mismo tiempo que la Virgen se eleva, suena la banda de Villalba del Alcor, de Huelva, que dirigidos por su director interpreta Virgen de la Luz. El paso es mecido con brillantez en el interior del templo en el que la acústica es impresionante. Poco después, a las cinco y diez, antes de la hora prevista, suena el himno y Nuestra Señora de la Luz inicia su desfile procesional con la marcha Coronación, para reencontrarse con los gaditanos en un brillante y esperado recorrido que culminó de madrugada.