María L., 86 años y residente en una ciudad de la Cataluña central, no tiene ningún inconveniente en mostrar una botella de litro de aceite de oliva Mágina, en cuya etiqueta se puede leer «extraído de las mejores aceitunas de Jaén», y explicar que lo recibió de regalo en su última excursión a Lloret. Desde hace años, junto a sus mejores amigas y conocidas, participa en viajes promocionales de un día en autocar por Cataluña, en los que, por precios que nunca superan los cuarenta euros, desayuna, almuerza, baila y compra, si quiere, colchones, baterías de cocina o enciclopedias y después, al llegar a casa, recibe como obsequio aceite «puro» de oliva o un paraguas. Dice que la última botella ya le parecía más clara que otras, «pero muy malo no debe ser, porque yo hace tiempo que lo tomo y no me ha ocurrido nada».