Vicente Taberner es un gran amante de los vinos que a principios del próximo año verá cumplido su sueño con el lanzamiento al mercado de los vinos tintos que ya está produciendo en la finca que tiene en Arcos de la Frontera y que forman parte del proyecto de Huerta Albalá.
Esta iniciativa, para la que ha invertido 15 millones de euros y otros tantos años de trabajo, es un proyecto de envergadura que cuenta con unas magníficas instalaciones como 71 hectáreas de viñedos de distintas variedades como sirah, merlot, cabernet sauvignon y tintilla de Rota.
Además, cuenta con una bodega de 4.600 metros cuadrados que tendrá capacidad para albergar cerca de 2.500 barricas de roble francés, pero que en la actualidad sólo almacena algo más de 700.
Taberner se mostró ayer convencido de que «vamos a producir el mejor vino del mundo» y no consideró que su apuesta por los tintos en una tierra donde la palomino es la reina sea algo fuera de la común. «Si tenemos un buen proyecto, hay buena tierra y buena uva, ¿cuál es el riesgo?», apuntó este empresario que ya tenía relación con el sector vitivinícola a través de su asociación con la bodega Rey Fernando de Castilla.
La producción de Huerta Albalá será de unas 500.000 botellas al año para embotellar dos vinos de calidad, uno de gama alta con 480.000 botellas y otro de carácter exclusivo y con una elaboración más artesanal. El objetivo será vender estos caldos -de los que en junio se conocerá el nombre y el diseño del etiquetado- en el mercado regional y de la provincia, aunque está previsto que también se exporten el 30% de las ventas.
En definitiva, será un proyecto al estilo de los chateu franceses, donde sólo se embotellará los años de buena producción, y donde la mayor parte de las ventas se realizarán en la misma bodega que, con el tiempo, podrá de disponer de un restaurante y un hotel.