Nada cambió tanto en tan poco tiempo. Y si hace sólo tres días Joaquín Morales no era capaz de atender a los medios tras la derrota del Xerez ante el Real Valladolid, en la noche de ayer el máximo mandatario azulino era uno de los hombres más alegres del planeta. Y es que según el propio Morales «la situación era muy mala y me estaba afectando hasta la salud, me estaba cambiando hasta el carácter, pero por fin se ha conseguido acabar con la mala racha».
De hecho, tan mal lo estaba pasando el sevillano con su equipo que incluso ayer noche fue incapaz de escuchar el encuentro y se dedicó a pasearse por el jardín de su casa, temiendo lo que pudiera pasar sobre el terreno de juego del Rico Pérez.
El presidente del Deportivo quiso dedicarle este triunfo «a toda mi afición, a ustedes los periodistas y a todo Jerez. Pero sobre todo se la quiero dedicar al técnico y a los jugadores, que también lo han estado pasando muy mal con esta mala racha». Sobre Lucas Alcaraz, Morales quiso hablar más en profundidad, ya que «el entrenador lo ha estado pasando muy mal, y su familia también, tanto que pidió a su mujer que volviera a Granada».
Con esta victoria, el Xerez se ha colocado con 50 puntos, el objetivo que en un principio quería cumplir Lucas Alcaraz. Joaquín Morales fue anoche más cauto a la hora de hablar de ascenso o de otros objetivos, ya que «a partir de ahora a soñar y que sea lo que Dios quiera. Si no se puede ascender este año, lo intentaremos el otro o el otro, pero yo a la afición le pido mucha paciencia con el equipo, y todo su apoyo para el partido del sábado». El máximo dirigente del Deportivo respiró ayer algo más tranquilo aunque el sábado no podrá estar en Chapín al tener que estar en Jaén.