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Jueves, 6 de abril de 2006
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CÁDIZ
CÁDIZ
Culminan varios realojos de más de tres años con la entrega de 48 pisos
Los vecinos del Pópulo y Santa María, que en algunos casos llevaban cuatro años fuera de sus casas, reciben las llaves entre lágrimas y aplausos Algunas de las familias residían en las fincas rehabilitadas desde hace décadas
Culminan varios realojos de más de tres años con la entrega de 48 pisos
LLAVES EN MANO. Una de las familias que recogieron ayer las llaves de su nueva casa. / LA VOZ
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LAS CIFRAS
Inversión total: 2.442.650 euros.

Viviendas entregadas: 48 (36 en Santa María y 12 en El Pópulo).

Santo Domingo, 8: 13 viviendas (684.303 euros). Rehabilitación integral.

Suárez de Salazar, 16: 10 viviendas, con un presupuesto de 604.267 euros.

Sopranis, 2: la actuación ha sido mediante un convenio con el propietario.

Posadillas, 3: los inquilinos han adquirido las viviendas y han asumido la parte no subvencionada de la rehabilitación.

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Sonrisas y lágrimas, como en el cine. Y no era para menos. Han sido varios años esperando a que terminaran estos 36 pisos del barrio de Santa María y 12 del Pópulo que ayer entregó a sus propietarios la Junta de Andalucía, ya rehabilitados.

Puntualmente, a la hora fijada, decenas de personas -entre los afortunados y sus familiares- se agolpaban a las puertas de Suárez Salazar, 16. Dentro, en el patio, el delegado territorial de la Junta, Pablo Lorenzo, trataba de hacerse oír. Habló del «aumento de la población de Cádiz centro gracias a la rehabilitación de viviendas» y aseguró que de los 150 millones de presupuesto para este fin, se han gastado ya algo más de 93 millones.

Entre aplausos, los vecinos fueron recogiendo sus llaves y posando con ellas para la prensa. La mayoría no puso ni un 'pero' a los nuevos pisos, como María de la Cruz, que ocupará un piso en la calle Posadillas 3, en el barrio del Pópulo. «Mi madre nació en el edificio y yo, como mi padre estaba imposibilitado, en su día pedí el bajo», cuenta con emoción. Esa misma impresión de saberse ya poseedor de una vivienda nueva impedía pronunciar palabra a Luisa Teresa Arteaga. «No puede hablar», se excusaba su hermana, aunque agregó que estaban muy satisfechos con la casa, «que hemos visto en bruto; ahora estará mejor».

Eran momentos, al parecer, para la euforia y no para las quejas: «A mí me parece muy bien», comentaba el maestro Salvador Guerrero. «Es muy chica para mí, pero me apretaré», puntualizó el hombre, para quien el mayor dolor de cabeza será ahora la organización de la mudanza desde su piso de Barrié hasta su nueva vivienda en Sopranis, 2.

Antonia Rodríguez salía tras él, limpiándose las lágrimas. Ha estado varios años de realojo y por fin ha conseguido su casa, también en Posadillas, 3. Tiene tres habitaciones y aunque no le gustan demasiado los pilares del dormitorio, se da por satisfecha.

A Rafael Falcón Franco le acompañan sus hermanos y cuñadas. Su vivienda en Suárez de Salazar es temporal, hasta que rehabiliten la que ocupaba en la calle Orozco. «¿Qué lindo!», exclama una de las mujeres -las primeras en adelantarse y abrir puertas y ventanas. «¿Y qué cuarto de baño!», exclama otra, mientras Rafael no podía dejar de sonreír.

Recuerdos y calamidades

A Carmen García le costaba encontrar la llave de la vivienda. Ella no la habitará, porque es de su hijo, pero toda su familia ha vivido -y nacido- allí. «Mi madre vino aquí con 17 años y en una sola habitación tuvo a sus diez hijos», dice orgullosa mientras confiesa que le da escalofríos sólo pensarlo. «Esta casa tiene muchos recuerdos y también hemos pasado aquí muchas calamidades», explica Carmen, quien no pudo evitar exclamar al entrar: «¿Qué pedazo de cocina!».

Su vecina, Mily González también ha vivido en esta finca de Suárez Salazar desde que nació, aunque prefiere no dar fechas exactas. «Antes estábamos en dos habitaciones y ahora todo es inmenso», resume y a continuación agrega: «Y tengo un salón». Su hija aporta más datos para la crónica: «Ella también ha llorado».



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