La situación de bancarrota que atraviesa Delphi Automotive Systems en Estados Unidos ha acabado por salpicar a la dirección europea y, muy de lleno, a la factoría de Puerto Real. La multinacional fabricante de componentes de la automoción ha anunciado un «plan de transformación» para mejorar la competitividad y rentabilidad de la actividad de la compañía.
Esta filosofía de reestructuración se basa en una estrategia industrial salomónica: Delphi apotará por la fabricación de productos que considera «estratégicos y básicos» para su desarrollo, frente a aquellos que no lo son y que «no encajan en la futura trama estratégica de la compañía». Así lo anuncia la empresa en un comunicado, en el que avisa de que para realizar esta reestructuración, la multinacional «tratará de vender o reducir» un tercio de sus plantas y desincentivará las producciones que ha excluido de esta planificación.
En relación a los productos que Delphi tiene interés en mantener, la dirección europea señaló aquellos relacionados con el control y seguridad, la electrónica de diversión, sistemas de inyección, seguridad y sistemas de aire acondicionado. En cambio, los componentes que irán relegándose o se enajenarán en alianza con socios industriales son los catalizadores, salpicaderos, puertas y cerraduras, control de conducción, rodamientos, direcciones y sistemas de frenos y amortiguadores.
Ejes industriales
Estos tres últimos productos son los ejes de actividad de la planta de Puerto Real (1.800 empleos), lo que la coloca, íntegramente, en la diana del plan de transformación junto a otras fábricas de Francia, Austria, Polonia, Reino Unido, Alemania y Sudáfrica, según las estimaciones del comité europeo trasladadas a los responsables sindicales puertorrealeños.
Estos planes de cambio suponen una repercusión plena en la producción porque ninguna de sus producciones se considera «básica» y según argumentó la corporación norteamericana, muchas de éstas «tienen potencial para responder a las inversiones que los nuevos propietarios les destinen». Es decir, se refiere directamente a una venta y estudiará «oportunidades de alianza» para derivar este trabajo a otras empresas y conseguir, de esta forma, «hacer la división más fuerte y más capaz de servir a sus clientes»
Ante esta situación, el comité de empresa de Puerto Real coincidió en que no «va a esperar» a que se resuelva el contencioso sobre la quiebra estadounidense y «tomará iniciativas» para mantener la actividad y exigir el cumplimiento de «los compromisos de empleo adquiridos por Delphi». Esta condición se refiere al plan industrial pactado hace sólo unos meses en los que la compañía aceptaba prejubilar sólo a 400 empleados y garantizaba el funcionamiento de la planta hasta el año 2010. Comisiones Obreras, sindicato mayoritario, exigirá por ello la «inmediata implicación de la Junta» como responsable de la política industrial y recuerda que la trascendencia de esta reorganización excede a los trabajadores de la propia planta y afecta a todo al entorno económico y social de la Bahía.
El sindicato CGT también apostó por «no esperar a morir lentamente durante veinte meses» y anunció que ha solicitado encuentros con los secretarios generales de los sindicatos de la provincia para acordar medidas de protesta. «Es innegociable el mantenimiento de la plantilla y las condiciones actuales», aseguró su portavoz, Isidro Jiménez, que adelantó que prevén entablar contactos con la Administración y mantendrán una postura de «no colaboración» con la empresa.
El delegado de Empleo de la Junta, Juan Bouza, también se refirió al pacto de la empresa, en el que la Junta ejerció de mediadora, y que además de las prejubilaciones «incluye un plan de viabilidad hasta 2010, por lo que a partir de ahí habrá que ver el resto de circunstancias». Bouza quiso mostrarse prudente hasta manejar información «suficiente» y mantener un «contacto directo» con Delphi. 1 2 3 4 5 6