A Plutarco le hubiera encantado escribir unas Vidas Paralelas entre Sertorio y Maragall. Quinto Sertorio, uno de los barones más famosos, general de la Roma imperial, había destacado por su habilidad estratégica durante la conquista de la Hispania del siglo I. Pertenecía a una influyente familia de la nobleza y luchó contra los conservadores optimates, el grupo de la casta dirigente que llevaba en el poder desde los tiempos de Rómulo, cuyo representante más destacado era Sila. Nombrado pretor de Hispania Citerior, que hace veintidós siglos comprendía la costa Este, desde los Pirineos a Cartagena, intentó desesperadamente que Roma no le moviera la silla.
Pascual Maragall, marginado por el presidente Rodríguez Zapatero en la negociación del Estatuto de Cataluña, sospecha que el PSOE no tiene intención de apoyar su candidatura a las próximas elecciones y supone que ERC le va a hacer la vida imposible. Así que, meses después de reorganizar su Gobierno sin remover a ningún consejero, ha decidido, para desesperación de los optimates, declarar una guerra personal contra el centralismo y ha recordado que el PSC es un partido federado con el PSOE, que ya tuvo grupo parlamentario propio. En vista de lo cual ha asumido la contratación de todas las campañas institucionales de contenidos del Estatut y el referéndum en detrimento de ERC. Así, las campañas convocadas por las Consellerias de Presidencia y Gobernación, bajo dirección de Josep Bargalló y Joan Carretero, ambos de ERC, serán adjudicadas por la Oficina del Presidente de la Generalidad. Además, se ha inventado un curioso sistema de votación nominal en el Consejo Consultivo que le permite marginar la posible oposición de los representantes de ERC.
Sertorio, apoyado sólo por los vascones y los iberos de Ilerda y Tarraco terminó convertido en un proscrito cuya única salida fue la de proclamar una guerra personal contra Roma para mantenerse en el poder. Ya digo, a Plutarco le encantaría el paralelismo.