A estas alturas de la vida una se sorprende aún cuando descubre que todavía quedan personas que demuestran no ser capaces de asumir que uno siempre es él y sus circunstancias, como otras voces más autorizadas dijeron hace tiempo. Es decir, que por mucho que tratemos de sustraernos a lo que nos rodea, es imposible dejar de reconocer que tenemos cargos, puestos de trabajo, responsabilidades e incluso circunstancias personales que no podemos olvidar. Si alguien asume una responsabilidad social, como presidir una de las asociaciones de la prensa de la provincia o, más aún, la federación de asociaciones de la prensa de Andalucía, y además ejerce responsabilidades laborales en la Diputación provincial, no puede evitar que sea imposible desligar sus opiniones de sus cargos. ¿Se aceptaría que el presidente de la Junta de Andalucía insultara en un artículo de prensa a un pueblo entero aunque sólo firmara como Manuel Chaves a secas? Sería difícil de aceptar, porque insisto, uno siempre es él y sus circunstancias.
Pues bien, hace escasos días se publicaba en un periódico de Cádiz un artículo donde el presidente de la federación de asociaciones de la prensa de Andalucía se permitía el lujo de insultar públicamente a un pueblo, el de Jerez, por acoger un campeonato de motos y una concentración motera que no es de su agrado. Somos muchos los que no creemos que la celebración de esta prueba del Campeonato del Mundo de Motociclismo tenga que venir acompañada de un desvarío tan elevado de público, pero la que es la quinta ciudad de Andalucía no se merece un trato tan insultante, como Cádiz no se merece que en su nombre se insulte a su vecina.
Bastaría con comprender -si aún es posible para algunos- que esta gran fiesta de las motos -de la que no hay que olvidar se beneficia económicamente toda una provincia, y de paso, por eso de la promoción, toda una comunidad- sólo es posible en Jerez porque sólo ella tiene un Circuito que está considerado como uno de los mejores del mundo, y que sin duda es la instalación deportiva más rentable en Andalucía. Eso puede generar envidias, pero nunca deben ser achacadas a las personas que conforman la vida diaria de una ciudad.
Es verdad que una concentración de personas tan enorme como la que Jerez soporta siempre entraña más de un abuso, pero no por eso se puede afirmar que aquí gusta «el ruido y la pringue», porque ese derecho de todos a la libertad de expresión termina siempre, como todos los derechos fundamentales, donde empieza la libertad de los otros, y nunca la descalificación puede encuadrarse en este bien común de la democracia.
Por todo ello, desde Jerez, y desde la asociación de la prensa de esta ciudad no nos perdonaríamos si aceptáramos ceder al chantaje de aquellos que se equivocan y no son capaces de aceptarlo. Sin temer consecuencias porque desde aquí no se empezó esta absurda rivalidad periodística, es imposible que guardemos por más tiempo silencio, porque ni Jerez ni Cádiz se merecen tamaña ofensa, y ni siquiera los periodistas de esta provincia son merecedores de tener representantes incapaces de reconocer sus errores. Porque decir que el Campeonato del Mundo de Motociclismo es una «horterada XXL propia de los jerezanos» no pueda encuadrarse en el derecho a la libertad de expresión; eso es puro insulto.
Jerez (y también Cádiz) se merecen mayor respeto, y eso pasa por rectificar los insultos. Si esto no se acepta, allá cada uno con sus consecuencias y con su conciencia. Aquí en la ciudad del vino y del flamenco la tenemos todos muy tranquila, tanto como que asumimos que lo que se hace sigue trayendo a la ciudad pingües de beneficios.