«Vacaciones forzosas» a los disidentes ante el 30º aniversario de Tiananmen

A punto de cumplirse tres décadas de la masacre, la Policía saca de Pekín a los opositores o los confina en sus casas

El museo de Hong Kong donde se recuerda la matanza de Tiananmen Pablo M. Díez
Pablo M. Díez

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Como todos los años por estas fechas, vísperas del aniversario de la matanza de Tiananmen, ya han empezado en China las «vacaciones forzosas» de los disidentes. Enviados fuera de Pekín o confinados bajo arresto domiciliario, la Policía los retira de la circulación para que no armen jaleo en una efeméride tan sensible. Especialmente este año, cuando se cumplen tres décadas de la masacre con que el Ejército chino aplastó las protestas pro-democráticas que desafiaron al autoritario régimen del Partido Comunista en aquella revuelta primavera de 1989.

Durante la noche del 3 al 4 de junio, los soldados entraron a tiros en la plaza de Tiananmen, el corazón de Pekín junto a la Ciudad Prohibida, para desalojar a los estudiantes que llevaban casi dos meses acampados reclamando más libertad y menos corrupción. En un mundo que asistía a los estertores de la Guerra Fría, los Estados comunistas de la Europa del Este se tambaleaban por los aires de libertad que había desatado en la URSS la «Perestroika» de Gorbachov. Con una generación educada en la crítica a los excesos de Mao durante la «Revolución Cultural» (1966-76), China se abría al mundo y también quería más libertad, pero no el fin del régimen comunista.

Empleo de la fuerza

Lideradas por los universitarios, las manifestaciones habían empezado a mediados de abril para honrar al fallecido Hu Yaobang, anterior secretario general del Partido Comunista purgado por reformista y por su «mano blanda» con otras protestas estudiantiles en 1986. Lo mismo le ocurrió a su sucesor, Zhao Ziyang, quien abogaba por el diálogo y fue defenestrado por el ala dura del Partido, partidaria de acabar por la fuerza con las concentraciones que se habían propagado por el país.

Treinta años después, el régimen chino intenta borrar de la Historia aquella sangrienta represión , de la que todavía no se sabe el número de muertos. Un grupo de familiares de las víctimas, las Madres de Tiananmen, ha cifrado en 202 los fallecidos por la intervención militar, pero el régimen sigue imponiendo el silencio.

En un libro publicado en 2012, «Conversaciones con Chen Xitong», el alcalde de Pekín durante la revuelta -luego condenado por corrupción- calculó que unas 200 personas murieron cuando los tanques del Ejército intentaban llegar a la plaza enfrentándose a los manifestantes en las avenidas colindantes, donde cayeron la mayoría de las víctimas.

Pero, a tenor de un informe de la Cruz Roja de aquella época, se contabilizaron al menos 727 muertos , ya que la ciudad se rebeló contra los militares. Buena prueba de ello es la famosa foto del hombre ante el tanque, estremecedor icono de la lucha del individuo frente a la maquinaria de guerra de los totalitarismos.

Aumento de la represión

Otros cálculos, que hicieron desde organizaciones internacionales hasta servicios de Inteligencia, elevan el número de bajas a varios miles, pero la cifra real es una incógnita . Tras sofocar a sangre y fuego la revuelta, las autoridades continuaron la represión en meses posteriores persiguiendo a los manifestantes, muchos de los cuales fueron condenados a penas de muerte y cárcel o purgados en sus trabajos.

A treinta años-luz de aquella salvajada, la China de hoy vive tal «milagro económico» que la sociedad sufre la más completa amnesia. Con la masacre soslayada en las escuelas y el debate censurado en los medios e internet , las nuevas generaciones no tienen ni idea de lo que ocurrió en Tiananmen. Solo un puñado de osados, como los familiares de las víctimas o los pocos disidentes que aún tienen cierta libertad, se atreven a recordar tan señalada fecha. O, por lo menos, a intentarlo, ya que el régimen endurece la represión estos días.

Según informaba ayer la ONG Defensores Chinos de los Derechos Humanos (CHRD en sus siglas en inglés), al menos diez personas relacionadas con el aniversario han sido detenidas o están desaparecidas . Entre ellas destacan seis artistas arrestados en Nankín (Nanjing) durante una «gira de exhibición sobre la conciencia nacional» y cuatro condenados por «buscar problemas» por hacer un juego de palabras con la fecha de la matanza (89/6/4) para bautizar un licor.

Además, una veintena de activistas veteranos de Tiananmen han sido puestos a buen recaudo para que no celebren vigilias ni hablen con los periodistas extranjeros. Sin el Nobel de la Paz Liu Xiaobo, fulminado por un cáncer en 2017 mientras cumplía once años de cárcel por pedir democracia, la más famosa es Ding Zilin, fundadora de las Madres de Tiananmen. A sus 82 años, esta antigua profesora universitaria, que perdió a su hijo de 17 años, ha sido trasladada a su pueblo de Wuxi, a mil kilómetros en la provincia costera de Jiangsu. Hace una década, ABC pudo entrevistarlos a ambos, pero ahora sería imposible incluso aunque Liu Xiaobo viviera. Un claro ejemplo del puño de hierro del presidente Xi Jinping.

«La represión no borrará el horror de la carnicería en Tiananmen», criticó en un comunicado la directora en Asia Oriental de Amnistía Internacional, Roseann Rife. A su juicio, «un primer paso hacia la justicia sería permitir que los chinos, incluidos los padres cuyos hijos fueron asesinados, homenajearan a las víctimas del 4 de junio».

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