Trump, a la caza del topo que destapó la conjura en la Casa Blanca

Un alto cargo asegura en un artículo anónimo que un grupo de «héroes» de la Administración intentan contener los impulsos del presidente

El presidente estadounidense, Donald Trump Reuters | Vídeo: Un alto cargo de la Casa Blanca desvela un trabajo interno del Gobierno para frustrar la agenda de Trump (ATLAS)

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«Hay una resistencia silenciosa dentro de la Administración de gente que ha decidido poner a su país como prioridad». Es una de las frases de un artículo anónimo en «The New York Times» que ha provocado la última sacudida en la Casa Blanca. Su autor, según ha explicado el diario neoyorquino, es un alto cargo de la Administración Trump . Su intención, explica en el texto, es comunicar a la opinión pública que «hay adultos en la sala». Es decir, que en la caótica, volátil y agitada presidencia de Donald Trump hay gente dentro del Gobierno que trata de contener a un presidente intempestivo, cambiante y, según el autor, pernicioso para los valores democráticos de EE.UU.

«Creemos que nuestro principal deber está con el país, y el presidente sigue actuando de una manera perjudicial para la salud de nuestra república», explica el firmante anónimo. «Esa es la razón por la que muchos cargos de Trump nos hemos comprometido a hacer lo que podamos para preservar nuestras instituciones democráticas frustrando los impulsos equivocados de Trump hasta que acabe su mandato».

El texto relata cómo parte del Gobierno no confía en las decisiones del presidente , que tratan de «aislarse de sus caprichos» y que la impulsividad de Trump acaba en «decisiones mal concebidas, desinformadas y, en ocasiones, temerarias de las que hay que retractarse».

Las revelaciones no son nuevas. Los veinte meses de Trump como presidente de EE.UU. han estado plagados de filtraciones a la prensa desde dentro de la Casa Blanca, que pintan un Gobierno fajado en peleas intestinas -los múltiplos despidos y salidas de altos cargos son una consecuencia de ello-, donde reina la desconfianza y en la que parte de su equipo está dedicado a imponer disciplina al presidente y contener sus impulsos volcánicos. Varios libros han hurgado en la guerra de guerrillas que se vive en la Casa Blanca , con un comandante en jefe que insulta a sus subalternos, que a la vez tratan de mantenerse a flote pisando las cabezas de otros. «Fire and Fury », de Michael Wolff, y «Unhinged» , de Omarosa Manigault, una exasesora de Trump ahora enfrentada con el presidente, son algunos. En este último, Manigault hablaba de un «ejército de gente» que «trabaja en silencio» , que pertenecen a su partido, su Gobierno e, incluso, su familia, para evitar que el presidente perjudique al país.

Pero el trabajo más significativo en el retrato de la Casa Blanca de Trump es «Fear» , del prestigioso periodista Bob Woodward , cuyos primeros fragmentos se han conocido esta semana, solo un día antes de la publicación del artículo anónimo. Woodward detalla los insultos de Trump a sus altos cargos, la d esastrosa opinión que estos dan de Trump en privado , y los esfuerzos para reconducir sus decisiones : por ejemplo, altos asesores le robaban documentos de su mesa en el Despacho Oval para que no los firmara.

«Artículo sin agallas»

El artículo anónimo ha sido recibido con preocupación, estupor y enfado en EE.UU. Los seguidores de Trump y sus leales en el Gobierno lo ven como un nuevo intento de minar su agenda y despreciar sus logros. Sobre todo, se considera un ataque constitucional, ya que representa un esfuerzo organizado por torpedear la labor de Gobierno de un presidente elegido por las urnas. Desde la oposición, muchas voces han criticado que es una estrategia de marketing cobarde de quienes quieren presentarse como «héroes no reconocidos» -así se califica el autor- y, a la vez, salvar su cargo y su futuro político. En su lugar, deberían dar la cara y dar detallas a la opinión pública de por qué Donald Trump es un peligro para la democracia estadounidense . Entre otras cosas, el artículo desliza la posibilidad de invocar la 25ª Enmienda -que prevé la sustitución del presidente en casos de incapacidad para llevar a cabo su labor de Gobierno-, y los críticos les exigen que comparezcan de verdad para impulsar ese proceso.

La «caza de brujas» con la que Trump se refiere a la investigación de la trama rusa va a palidecer con la que el presidente de EE.UU. ha iniciado para dar con el autor del artículo. «¿TRAICIÓN?» , escribía con letras mayúsculas en Twitter tras conocer lo que calificó de «artículo sin agallas». En un encuentro con los medios, sacudió a la prensa «deshonesta» y después exigió al «Times» que «entregue al Gobierno» al autor si «ese anónimo cobarde existe».

Buena parte de la atención pasó a descifrar quién podía ser el responsable del artículo de opinión . Empezó entonces la carrera del «yo no he sido». Al cierre de esta edición, sospechosos como el vicepresidente, Mike Pence ; el secretario de Estado, Mike Pompeo ; el fiscal general, Jeff Sessions , o el director de inteligencia nacional, Dan Coats , habían negado que fueran ellos. Como advirtió el periodista Zeke Miller , de Associated Press, lo increíble no es que alguien escribiera el artículo, sino la cantidad de gente de la Administración que parecía plausible que lo hubieran hecho.

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