Taiwán pide la ayuda de EE.UU. para no convertirse en «el próximo Hong Kong»

El ministro de Exteriores taiwanés también ha lamentado que «el pueblo taiwanés convive con amenazas diplomáticas y militares de China»

El secretario de Sanidad de EE.UU., Alex Azar EFE

Pablo M. Díez

La controvertida visita a Taiwán del secretario de Salud estadounidense, Alex Azar , ha coincidido con un nuevo «mordisco» a las libertades de Hong Kong por parte del autoritario régimen chino. La detención el lunes de activistas y responsables del periódico más crítico con Pekín es contemplada con preocupación en la isla, que es independiente de facto pero cuya soberanía es reclamada por Pekín. Para lograr la ansiada reunificación, China le ha prometido a Taiwán el mismo modelo de autonomía que aplica a Hong Kong bajo el principio de «Un país, dos sistemas». Pero, a la vista de la agitación política que sufre la antigua colonia británica desde hace un año, eso es lo último que quiere Taiwán.

Así se lo explicó ayer a Azar el ministro de Exteriores, Joseph Wu, quien aprovechó su presencia para denunciar el acoso chino. «Nuestra vida se ha vuelto notablemente más difícil porque China sigue su presión sobre Taiwán para que acepte sus condiciones políticas, que nos convertirían en el próximo Hong Kong», comparó la situación, según informa Reuters.

Para resistirse, pidió ayuda a EE.UU. y al resto de Occidente porque, a su juicio, «esto no va solo del estatus de Taiwán, sino de apoyar la democracia frente a una agresión autoritaria». Agradeciendo el apoyo de la Casa Blanca y apelando a los mismos valores políticos, Wu advirtió que «Taiwán debe ganar esta batalla para que la democracia prevalezca».

Elevada a la categoría de Nueva Guerra Fría, la disputa ideológica entre ambas superpotencias se ha agravado con la pandemia del coronavirus. Replicando el discurso de Trump, quien culpa a China para desviar la atención sobre su nefasta gestión de la pandemia, Azar aseguró que «no es una exageración decir que, si el virus hubiera surgido en un lugar como Taiwán o EE.UU., habría sido extinguido rápidamente. En su lugar, parece que Pekín se ha resistido a compartir la información, amordazando a los médicos que hablaron y poniendo trabas a la habilidad mundial para responder».

Como contrapunto a dichas críticas, alabó el éxito de Taiwán contra el coronavirus, ya que solo ha registrado 480 contagiados y siete fallecidos pese a su cercanía y estrechos contactos con China. Aunque EE.UU. se ha salido de la Organización Mundial de la Salud (OMS ) al acusarla de connivencia con Pekín, Azar abogó por la admisión de Taiwán, que China veta al considerarla una provincia suya. «Especialmente durante una pandemia, pero en todas las ocasiones, las organizaciones internacionales no deberían ser lugar para jugar a la política. Deben ser espacios para la cooperación y un diálogo constructivo y abierto», abogó Azar.

A pesar de sus palabras, su visita a Taiwán ha levantado ampollas en Pekín por ser la primera de un alto cargo del Gobierno estadounidense desde 1979, cuando Washington cambió sus lazos diplomáticos y reconoció al régimen chino.

Además de protestar verbalmente contra el viaje por considerarlo una violación de la «política de una sola China», Pekín envío el lunes varios cazas que penetraron brevemente en el espacio aéreo taiwanés antes de que la presidenta Tsai Ing-wen se reuniera con Azar. Con la tensión en aumento hasta las elecciones estadounidenses de noviembre, cuyas encuestas dan perdedor a Trump, no será el último rifirrafe militar en Asia.

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