Sospechas de amaño en las elecciones de Tailandia
Sin conocer los resultados definitivos, los «camisas rojas» ya buscan alianzas de Gobierno al liderar el número de escaños, pero los militares tienen ventaja al controlar el Senado
Por si no bastaba que las elecciones de Tailandia estuvieran preparadas para darle ventaja al partido de los militares , gracias a su control constitucional sobre el Senado, están aflorando sospechas de amaño ante los resultados que ya se conocen. La complejidad del sistema electoral y los retrasos en el embrollado recuento de votos, que no terminará hasta el 9 de mayo, están despertando todas las suspicacias.
Tras demorar los resultados hasta este lunes, la Comisión Electoral ha anunciado que el partido Pheu Thai (Para los tailandeses), del exiliado y condenado ex primer ministro Thaksin Shinawatra, ha obtenido 137 escaños de los 350 que otorgan las circunscripciones territoriales. Con 97, le sigue la formación de los militares , Palang Pracharath. Tan buen resultado ha sido una sospechosa sorpresa por haber dado en 2014 el golpe de Estado que derrocó al partido de la hermana de Thaksin, Yingluck Shinawatra, también prófuga y sentenciada por corrupción.
Apoyado por los « camisas rojas », como se conoce a las clases más humildes y a los campesinos del paupérrimo mundo rural en el nordeste del país, el partido de los Shinawatra lidera el número de escaños al haber obtenido 7,4 millones de votos. Pero los militares han recogido medio millón de votos más.
Amparándose cada uno en ambas cifras para arrogarse legitimidad democrática, los dos partidos ya han empezado a maniobrar para formar posibles coaliciones de Gobierno. Y eso que todavía faltan por saberse los 150 escaños que otorgan las listas de partido, cuyos datos se anunciarán el viernes. A tenor de una estimación del periódico Bangkok Post, el partido de los militares alcanzaría así en torno a 120 escaños. De confirmarse este cálculo, estaría muy cerca de los 126 escaños que necesita para que su candidato y jefe de la Junta militar , el general Prayut Chan-o-cha , se erija de nuevo en primer ministro. El motivo es que su designación no solo la deciden los 500 diputados del Congreso, sino también los 250 del Senado, nombrados a dedo por la Junta militar. Gracias a esta prebenda, aprobada en referéndum por la Constitución de 2017, a los militares les bastaría con los votos de un par de pequeños partidos aliados para formar Gobierno. La cuestión es saber si llegarán a los 126 escaños que necesitan, lo que demuestra la importancia de contar bien cada voto.
Por su parte, el resto de fuerzas políticas ha de sumar en total 376 escaños para neutralizar la ventaja que tienen los militares gracias a su control del Senado. Sin tiempo que perder, el grupo político de los Thaksin ya se ha puesto en contacto con la fuerza revelación de estos comicios, Futuro Adelante, que podría aglutinar 80 escaños en se debut electoral. Aunque sumado s tampoco serán suficientes para desbancar a los militares, este partido, liderado por el joven y carismático empresario Thanathorn Juangroongruangkit, ya ha anunciado su oposición al general Prayut y su deseo de volver a reformar la Constitución para eliminar los privilegios que concede al Ejército. Más que el posible reparto de ministerios, esa es su principal condición para aliarse con los «camisas rojas».
A la espera de los resultados definitivos, está por ver lo que hagan otros grandes partidos tradicionales, que han perdido escaños pero siguen contando con una importante representación parlamentaria. Es el caso del Partido Demócrata, apoyado por los «camisas amarillas» de las clases medias y altas urbanas leales al rey. Su candidato, el ex primer ministro Abhisit Vejjajiva , ha dimitido por sus malos resultados, que le pueden dejar con solo medio centenar de escaños. Aunque Abhisit se había distanciado de la Junta golpista del general Prayut, los militares apoyaron a su partido cuando estuvo en el Gobierno hace una década y ahora ha dejado libertad de elección a su sucesor.
Con otro medio centenar de escaños, el Partido Bhumjaithai es la otra «fuerza bisagra» que todavía no ha decidido a quién apoyará.
Mientras los políticos hacen cábalas con sus alianzas de poder, los internautas están denunciando en las redes sociales numerosas irregularidades al no creerse el escrutinio. También desconfían el partido de los «camisas rojas» y Futuro Adelante , que estudian presentar sus quejas a la Comisión Electoral y exigen más transparencia en el recuento. Como es habitual en las elecciones tailandesas, en algunos pueblos se ha denunciado la compra de votos. Pero el mayor problema no ese, sino la injusta ventaja con la que parten los militares y la opacidad del escrutinio.
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