Renzi exige a Bruselas un paquete de «flexibilidad» de 10.000 millones de euros
Hace ya tres meses, la UE concedió otro paquete de «flexibilidad». Ahora Italia confía en que Bruselas ceda nuevamente, tras no sancionar a España y Portugal
En la isla de Ventotene, Angela Merkel y Matteo Renzi se presentaron ante las cámaras de televisión de todo el mundo como representantes de dos realidades opuestas: La canciller alemana, como punto de referencia del rigor y la austeridad en los presupuestos públicos; mientras, el primer ministro italiano era visto en el extremo opuesto como líder de un país con fragilidad financiera y económica que pide flexibilidad ante las exigencias presupuestarias de Bruselas para poder realizar así inversiones que relancen la estancada economía italiana.
En mayo, tras las presiones de Renzi, Bruselas concedió a Italia para el 2016 un paquete de «flexibilidad» equivalente a 0,85 puntos del PIB, unos 14.000 millones de euros de mayor déficit que se fueron principalmente a infraestructuras, seguridad e inmigrantes. Bruselas, a cambio, pedía la confirmación de que Italia reduciría el déficit del 2017 al l,8% del PIB. En mayo, el ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, se comprometió por carta.
Pero ahora, después de solo tres meses, el PIB de Italia se ha estancado —el crecimiento ha sido cero en el segundo trimestre— , y el gobierno de Matteo Renzi pide llevar el déficit al menos hasta el 2,4%. Es decir, otros 10.000 millones de euros para poder realizar inversiones que relancen la economía.
Italia confía en que Bruselas ceda, teniendo en cuenta que alguna ventana se ha abierto en el muro de la ortodoxia alemana con la decisión de la Comisión presidida por Juncker de no sancionar a España y Portugal por déficit excesivo , con el argumento de que los dos países «han hecho grandes esfuerzos y aprobado reformas estructurales importantes», según explicó el 27 de julio el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici .
A la petición para una mayor flexibilidad que hizo Renzi a Merkel en Ventotene, la canciller alemana respondió que en el «pacto de estabilidad está ya la flexibilidad», palabras en las que unos vieron la consabida rigidez de Alemania, mientras otros percibieron que la líder alemana dejaba abierto un resquicio para poder contentar a Renzi.
La solución: reformas estructurales
En cualquier caso, la solución a los problemas de Italia no está en obtener la flexibilidad, sino en lograr un crecimiento sostenible, según indican los expertos. Como ha insistido el exprimer ministro, Romano Prodi , expresidente de la Comisión Europea: «Hemos perdido en diez años casi un cuarto de nuestra capacidad productiva industrial. A esto no se pone remedio pidiendo descuentos para el déficit acordado con la Unión Europea. Un aumento de flexibilidad nos puede ayudar solo si se acompañan de cambios estructurales que nos hagan creíbles ante la economía y la política internacional».
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