Putin sigue atrincherado frente el coronavirus en su residencia palaciega de las afueras de Moscú
Mientras miembros del Gobierno, alcaldes, gobernadores y diputados acuden a encuentros oficiales, el presidente pasa la pandemia en Novo-Ogariovo
Mientras miembros del Gobierno, alcaldes, gobernadores y diputados acuden a encuentros oficiales, algunos incluso sin mascarilla, el presidente Vladímir Putin continúa atrincherado en su residencia oficial de Novo-Ogariovo , un palacete del siglo XIX que fue la sede en 1991 de un intento fallido de evitar la desintegración de la Unión Soviética.
Todas las apariciones de Putin en lo que va de mes han sido telemáticas y, según su portavoz, Dmitri Peskov , las pocas personas con las que se reúne en Novo-Ogariovo deben someterse a una prueba de coronavirus. La neumonía COVID-19 se coló en el corazón del Kremlin el mes pasado por culpa de una funcionaria del departamento de condecoraciones, que se contagió en un viaje por Europa, y se sospecha también de Peskov, que acudió a una fiesta de cumpleaños donde había también infectados.
Lo que no está claro es si el máximo dirigente ruso, que tiene 67 años de edad, se ha enclaustrado en su mansión palaciega porque pudo dar positivo en algún test y se encuentra en cuarentena o su servicio de seguridad le ha aconsejado no arriesgar su salud con reuniones de estado o encuentros públicos, en donde sería fácil contagiarse del virus, y ha optado por el autoaislamiento. El 24 de marzo estuvo en el hospital moscovita de Kommunarka y se vio con su director, Denís Protsenko , que anunció a los pocos días haberse infectado con el COVID-19.
Pero lo cierto es que este distanciamiento aséptico de Putin podría estar pasando factura a sus niveles de apoyo ciudadano. Así lo estiman al menos dos de sus más implacables detractores, el abogado anticorrupción, Alexéi Navalni, y el excampeón mundial de ajedrez, Garri Kaspárov.
En uno de sus recientes vídeos, Navalni, a quien se considera el principal opositor al actual poder en Rusia, se pregunta «¿dónde está ése brutal y resolutivo macho alfa de torso desnudo que todo lo arregla con un puñetazo encima de la mesa?». Aquellas fotos del presidente ruso de hace unos años empuñando un rifle, cabalgado o pescando en Siberia con el pecho al aire dieron la vuelta al mundo e inspiraron programas de humor en Estados Unidos.
Por su parte, Kaspárov, en su intervención el pasado día 14 de abril en la conferencia telemática COVIDCon , aseguró que Putin está perdiendo fuelle. A su juicio, la gestión de la epidemia de coronavirus y el desplome de los precios del petróleo , cuya exportación constituye una de las principales fuentes de ingresos de los presupuestos del Estado, «le está haciendo perder confianza en sí mismo».
El ajedrecista llama la atención sobre el hecho de que el COVID-19 ha malogrado los planes del jefe del Kremlin de llevar a cabo una consulta popular, prevista en un principio para el 22 de abril, sobre su permanencia en el poder más allá de 2024, cuando finaliza su actual mandato.
La pandemia ha echado también por tierra su ilusión de celebrar por todo lo alto, en presencia de los principales líderes mundiales, el 75 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi el próximo 9 de mayo. Putin había previsto aprovechar el evento para propiciar una aproximación con Europa y Estados Unidos que posibilitara el levantamiento de sanciones contra Rusia por la anexión de Crimea y la guerra en el este de Ucrania.
Ante los contratiempos, el máximo dirigente ruso siempre ha sobreactuado, igual que en las vísperas electorales, mediante baños de masas, viajes por todo el país con inauguraciones de gasoductos, festivales, visitas a factorías, centros educativos y hospitales. También con innumerables ruedas de prensa y maratonianas «líneas directas» televisivas para responder a preguntas de la audiencia previamente filtradas por sus colaboradores.
Por eso, Putin trata ahora de estar muy a la vista y se prodiga casi a diario en videoconferencias desde Novo-Ogariovo con ministros, gobernadores, regidores municipales, médicos y otros responsables encargados de la lucha contra el coronavirus, que son ampliamente difundidas por los principales canales de televisión del país.
El viernes, por ejemplo, en la reunión telemática de rigor presidida desde su bello palacio neoclásico por el líder ruso, intervino el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, y lo hizo, no en soledad desde su casa o su despacho , sino desde el recién construido hospital para enfermos de coronavirus de la localidad de Vóronovskoye, situado en la periferia suroeste de Moscú.
Sobianin fue filmado en el exterior del nuevo centro médico, que se ha levantado en pocas semanas, cuenta con 800 camas y empieza a funcionar el lunes 20 de abril, dentro de sus instalaciones con el personal sanitario y después compareciendo ante los medios de comunicación con guantes y mascarilla y rodeado de sus subordinados, también provistos de medios de protección. Así que el contraste entre el jefe del Estado y el alcalde capitalino ha sido palmario. El director de la emisora Eco de Moscú, Alexéi Venedíktov, alerta que la «efectividad» que está demostrando Sobianin podría llegar a suponerle la defenestración.
De cómo emplea Putin su tiempo en Novo-Ogariovo, en donde tendría una piscina, gimnasio, caballerizas, helipuerto y parece que incluso una pista cubierta de hielo, no se está informando en absoluto. Nunca se ha hecho, salvo contadas excepciones, una de ellas para mostrar un cachorro de tigre hembra. Tampoco sobre si está recibiendo asistencia médica y de qué tipo. Son aspectos de la vida de los primeros mandatarios que nunca han salido a la luz ya desde la época soviética.
Su primer mensaje a la nación relacionado con la pandemia, lo pronunció el pasado 25 de marzo, cuando aplazó la votación para su eternización en el poder. El 2 de abril volvió a comparecer para declarar no laborables todos los días del presente mes. En las videoconferencias ofrecidas después no ha parado de repartir órdenes a todos los niveles de la Administración del Estado en un intento de optimizar la lucha contra el virus y anunciando todo tipo de ayudas económicas para paliar sus efectos.
Rusia ha contabilizado en las últimas 24 horas 4.785 nuevos casos de coronavirus, lo que supone un repunte de 715 contagios y sitúa el total en 36.793 infectados . El número de fallecidos se eleva ya a 313 y el de recuperados a 3.057. Todos los entes territoriales del país están ya afectados por la pandemia. En Moscú se han registrado 2.649 nuevos casos de COVID-19 y eleva la suma total a 20.754 enfermos y 148 muertos.
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