Putin centra su discurso anual en la política social pero advierte a Occidente que no traspase la línea roja
En clara alusión a Ucrania y sus aliados, el máximo dirigente ruso alertó de que «todos los organizadores de cualquier provocación lo lamentarán como hace tiempo no han lamentado nada»
El presidente ruso, Vladímir Putin , pronunció hoy el discurso anual ante el Parlamento y el Gobierno durante una hora y veinte minutos, el más corto de los 17 habidos desde que llegó al poder en 2000. A diferencia de otros años, esta vez no anunció nada sensacional. Centró su alocución en cuestiones de carácter social, irresueltas todavía tras más de 20 años en el poder, y, pese a la situación de conflicto reinante en relación con Occidente y la vecina Ucrania, dedicó muy pocas palabras a estas tensiones, que siguen latentes todavía de forma inequívoca.
« Meterse con Rusia se ha convertido en un deporte nuevo (...) lo practican aquí y allá sin ningún motivo que lo justifique», lanzó Putin a las personalidades presentes en la gran sala del edificio del Manezh, situado junto a la muralla oeste del Kremlin. «Pero a menudo no entramos a responder a estas acciones hostiles y a las groserías más absolutas que perpetran», prosiguió en alusión a Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN, Ucrania y los países con los que lleva días intercambiando expulsiones de diplomáticos.
Citando 'El Libro de la Selva' del escritor inglés, Rudyard Kipling, el presidente ruso sugirió que tales acciones las llevan a cabo personajes pequeños y aborrecibles, como el chacal Tabaqui, en referencia a los europeos, que «rondan al tigre Shere Khan (EEUU). Como en el cuento de Kipling, aúllan para apaciguar a su soberano".
A renglón seguido, Putin dijo: «espero que a nadie se le ocurra la idea de traspasar la línea roja en relación con Rusia. Y por dónde pasa esa línea lo determinaremos nosotros mismos». Advirtió que cualquier amenaza contra la seguridad de Rusia recibirá una respuesta «asimétrica, rápida y severa». En clara alusión a Ucrania y sus aliados, el máximo dirigente ruso alertó de que «todos los organizadores de cualquier provocación lo lamentarán como hace tiempo no han lamentado nada».
Criticó a Occidente también por su actitud indiferente ante el supuesto golpe de Estado orquestado recientemente contra el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko . A su juicio, «podemos tener distintas actitudes en relación con Lukashenko, pero planificar su asesinato es ya demasiado». «Y todo el mundo quiere hacer creer que no ha pasado absolutamente nada», resaltó Putin indignado. «¿Qué hubiera pasado si el intento de golpe de Estado hubiese triunfado? ¿Cuántas personas habrían sufrido las consecuencias?», se preguntó el jefe del Kremlin.
El sábado, Lukashenko aseguró haber desarticulado un intento de «golpe de Estado» y su «asesinato», que, al parecer, tenía a su familia también como objetivo y que había sido organizado, según él, por Estados Unidos. Dos bielorrusos con nacionalidad norteamericana fueron detenidos en Moscú en una operación conjunta de los servicios secretos rusos y bielorrusos.
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