El presidente Mattarella se despide cerrando la puerta a Berlusconi, que pretende sucederle

Tras su mandato de siete años, el mandatario italiano se marcha con récord de popularidad y traza el perfil de cómo debe ser un presidente-patriota italiano

El presidente italiano, Sergio Mattarella, durante su discurso este viernes EFE
Ángel Gómez Fuentes

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Haciendo ver a los italianos cuál debe ser el perfil de un presidente-patriota de la República italiana, para garantizar la unidad institucional y moral, se ha despedido Sergio Mattarella , 80 años. Su último discurso como Jefe de Estado, tras su mandato de siete años, fue una clara negativa, indirecta, al ex primer ministro, Silvio Berlusconi, quien, a sus 85 años, se postula como su s ucesor en la presidencia de la República . Sergio Mattarella ha sido un presidente amado por los italianos y se marcha cuando su popularidad se ha disparado en las encuestas a niveles récord. Lo aclaman en las calles y en todos los lugares del poder. Le han pedido que continúe en el palacio del Quirinal. Como si fuera un tenor de éxito, en la reciente inauguración de la temporada de ópera en la Scala de Milán el público le pidió el bis. Pero él dio anoche por finalizado su septenio, que concluye de forma natural el 3 de febrero. Mattarella alquiló con discreción hace unas semanas un apartamento en Roma, donde se marchará cuando abandone el palacio del Quirinal dentro de un mes

Pensar en el bien común

Con el estilo sobrio que siempre lo caracterizó, en pie durante los quince minutos que duró su discurso, Mattarella dio testimonio personal de la función del jefe del Estado: básicamente la de representar «la cara real de una República unida y solidaria. Es patriotismo expresado concretamente en la vida de la República». A la clase política que debe elegir su sucesor -la votaciones en el parlamento comenzarán alrededor del próximo día 20-, Sergio Mattarella dejó muy claro que debe ser un presidente de todos, olvidarse de partidismos y pensar en el bien común. El perfil del nuevo jefe del Estado ha de tener dos exigencias de fondo y Mattarella lo describió con estas palabras: «Debe despojarse de toda pertenencia anterior y asumir la responsabilidad exclusiva del interés general. Y además salvaguardar el papel, competencias y prerrogativas de las instituciones que debe transmitir intactas a su sucesor». El perfil dibujado por Mattarella coincide poco con el líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, un político divisivo. Hoy todos los líderes políticos han elogiado el discurso del presidente de la República, salvo Berlusconi que ha mantenido un silencio ensordecedor.

Draghi, el favorito

No ha sido fácil el septenio de Mattarella, periodo en el que se han sucedido cinco gobiernos. Uno de sus momentos más delicados fue en febrero pasado, cuando en plena pandemia y ante la fragilidad del gobierno, sin suficiente apoyo parlamentario, llamó a Mario Draghi , expresidente del banco Central Europeo, para que formara un gobierno de unidad nacional. Los analistas dan como favorito a Draghi en la carrera hacia el Quirinal.

Sergio Matarella, que ha sido duro con los antivacunas, dedicó precisamente uno de los pasajes más fuertes del discurso a recordar, de forma sencilla y comprensible, que «las vacunas han sido y son una herramienta preciosa, no porque garantizan la invulnerabilidad, sino porque representan la defensa que te permite reducir riesgos para ti y para los demás».

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