La Policía portuguesa analiza una muestra de saliva de la cama en la que dormía Madeleine
Un laboratorio de Coimbra se apoya en nuevas herramientas electrónicas para analizar de forma exhaustiva esta prueba
El caso de Madeleine McCann da vueltas como una noria en manos de las policías lusa, británica y alemana. El nuevo punto de mira que llega desde Berlín hace que los cuerpos de seguridad del Reino Unido y de Portugal tengan que actualizar sus pesquisas, como demuestra la Policía Judicial del país vecino al recurrir al Instituto de Medicina Legal y de Ciencias Forenses de Coimbra.
Es allí, en el laboratorio ubicado 200 kilómetros al norte de Lisboa y 115 al sur de Oporto, donde los investigadores policiales se apoyan en los científicos para tratar de esclarecer un asunto clave que tiene en vilo a cientos de personas, ávidas de saber qué fue de aquella niña rubia de aspecto angelical.
Poco después del fatídico día en que Maddie desapareció, hace 13 años en el Algarve, se encontraron unas muestras en el edredón de la cama donde dormía en Praia da Luz (Lagos) que inicialmente parecían semen. Se analizaron, pero quedó probado que se trataba de saliva.
¿De quién? Con los recursos disponibles entonces, no pudo determinarse la persona en cuestión… y eso que ya había salido a colación el mismo sospechoso alemán que hoy vuelve a estar en el ojo del huracán, Christian Bruckner , de 43 años.
Nuevas conclusiones
Aquí es donde entra en juego el reducto universitario de la Universidad de Coimbra, puesto que la policía tiene a su disposición nuevas herramientas tecnológicas y se han enviado las pruebas al citado laboratorio. Habrá que esperar unos días para saber cuál es el resultado.
Tal vez se arroje luz sobre el extraño caso, tal vez no. Lo que está claro es que hacía años que no se vislumbraban unos indicios de última hornada como los actuales, que se van sumando y que, con la tecnología de hoy, podrían desembocar en nuevas conclusiones.
Como mínimo, llegaríamos a la evidencia de que Bruckner estaría implicado en la desaparición de la menor y de que sabría dónde se encuentra, tanto si está viva como si está muerta.
El perfil completo del ADN del autor del rapto (o crimen) no pudo diseñarse antes debido a las limitaciones técnicas, pero los últimos hallazgos en esta materia pueden dar un vuelco a la situación.
Por otra parte, ha fallecido de coronavirus a los 80 años Eileen McCann, abuela de Maddie y residente en una pequeña localidad de Escocia. Ella se distinguió como una de las personas que más se aferraba a creer que la niña no había perdido la vida y que cualquier día lograría zafarse de sus captores para volver a abrazarla con fuerza.
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