Perfil de Boris Johnson

El rey del mundo

Cuentan los biógrafos de Boris Johnson que siendo un niño pequeño manifestó su voluntad de ser «rey del mundo» un título que ya había sido el segundo de la retahíla que se atribuyó el Emperador Maximiliano de México

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Ramón Pérez-Maura

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Cuentan los biógrafos de Boris Johnson que siendo un niño pequeño manifestó su voluntad de ser «rey del mundo» un título que ya había sido el segundo de la retahíla que se atribuyó el Emperador Maximiliano de México. Lo que permite decir que sus visiones de grandeza era imperiales. Y empezaban por asentarse en un país de pasado imperial: el Reino Unido. Él había nacido en Nueva York por razones de trabajo de sus padres, que le habían dado un nombre que sonaba un tanto pretencioso: Alexander Boris de Pfeffel Johnson. Hasta que llegó al elitista colegio Eton, cuando contaba 13 años, se llamaba Alexander o simplemente, Alex. Una vez que penetró en ese sancta sanctorum de la aristocracia británica, adoptó su segundo nombre para diferenciarse más del resto. Pero al tiempo que adoptaba un nombre muy poco británico, renunciaba a la fe católica en la que le había bautizado su madre para adherirse a la Iglesia de Inglaterra. Un caso verdaderamente único en una confesión que cuenta las bajas por adopción de otra fe por miles en las últimas décadas.

Su mejor amigo en el colegio era el vizconde de Althorp, que se haría mundialmente famoso porque tenía una hermana mayor, de nombre Diana , que casi acaba con la Monarquía británica mientras estaba casada con el Príncipe de Gales. Ambos mantuvieron su amistad en Oxford, donde Johnson estudió Clásicos después de haber estudiado latín y griego en sus años escolares. En Oxford se hizo miembro del Bullingdon Club, un centro mayoritariamente de antiguos alumnos de Eton, famoso por su vandalismo: son innumerables los locales destruidos en sus cenas, pero también son conocidos por pagar todos los daños sobre la marcha y en efectivo. La pertenencia a ese club es una de las pocas cosas que Johnson mantiene voluntariamente en común con su predecesor David Cameron.

Johnson llegó al periodismo después de trabajar una semana en una empresa de consultoría para la gestión de empresas: salió corriendo. Entró en «The Times» en 1987, de donde fue despedido al poco tiempo acusado de haber inventado una cita de un historiador que resultaba ser su padrino de bautismo. Lo fichó «The Daily Telegraph» para escribir editoriales y ahí tuvo un enorme éxito. En 1989 fue enviado a Bruselas como corresponsal del diario, donde se convirtió en el referente de los euroescépticos. La veracidad de muchas de sus crónicas fue cuestionada, pero entusiasmaba al propietario de la cabecera, lord Black de Crossharbour. En 1994 volvió a Londres como columnista del diario y director del semanario hermano «The Spectator». Pero ya en 1997 estaba en política. Fue candidato a diputado por la circunscripción de Clyde South, que está en el Norte de Gales. Fue derrotado, pero pronto fue diputado 2001-2008, alcalde de Londres, 2008-2016, de nuevo diputado desde 2015 y ministro de Exteriores entre julio de 2016 y julio de 2018, antes de convertirse en líder del partido y primer ministro en julio de 2019 con el objetivo que es el lema de su campaña electoral: «Get Brexit done» -completemos el Brexit.

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