Pedro Rodríguez - DE LEJOS
¿Dónde está la nación indispensable?
Sin rastro del liderazgo que se espera de Estados Unidos ante una crisis global

Una década atrás, Madeleine Albright –nacida en Praga y la primera mujer al frente de la diplomacia americana– hablaba de Estados Unidos como «la nación indispensable» entre otras cosas porque «nos mantenemos firmes y vemos más allá que otros países en el futuro». El argumento ... de Albright, mezcla de pragmatismo e idealismo, incluía la imposibilidad de hacer frente a los grandes retos del mundo sin el liderazgo de Washington, de sus empresas, sociedad civil y gobierno.
Diez años después, Estados Unidos sigue resultando una nación indispensable aunque haya desaparecido de la escena internacional envuelta en la tóxica nube de nacional-populismo impulsada por la Administración Trump. Para desesperación y frustración de sus aliados, la «ciudad luminosa en una colina» de Reagan sufre un preocupante apagón en el que no se vislumbra el liderazgo que se espera de EE.UU. en una crisis global.
La America First de Trump, que tanto se mira al ombligo de sus dolorosas contradicciones, no hace más que alimentar un creciente conflicto con China en el que la primera consideración es el interés electoralista del presidente que ya no puede presumir de la economía para ganar un segundo mandato. Ante este pulso, en el que China es sinónimo de sus opositores políticos, el Trump más Joker no duda en implicar y perjudicar al resto de la comunidad internacional.
Resulta incomprensible que en mitad de la pandemia la Casa Blanca haya suspendido sus aportaciones económicas a la Organización Mundial de la Salud. Aunque cuesta todavía más creer que EE.UU. haya rechazado participar en foros internacionales convocados para coordinar y acelerar la búsqueda de una vacuna efectiva contra el Covid-19. Además de bloquear cualquier iniciativa multilateral en el marco de Naciones Unidas, G-20 o G-7.
Como ha advertido Kissinger en las páginas del Wall Street Journal más que nunca hay que encontrar un equilibrio entre poder y legitimidad: «El desafío histórico para los líderes es manejar esta crisis mientras construyen el futuro. El fracaso podría incendiar el mundo».
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