Aung San Suu Kyi confirma su histórica mayoría en Birmania y no necesitará coalición para gobernar
Con el escrutinio aún por terminar, su partido ya ha obtenido 348 de los 657 escaños del Parlamento, pero ella no podrá ser presidenta por orden constitucional
Aunque todavía no ha terminado el escrutinio de las elecciones celebradas el domingo en Birmania (Myanmar), este viernes se ha confirmado lo que todo el mundo sabía ya y venía celebrando desde entonces. El partido de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi , la Liga Nacional para la Democracia (LND), ya se ha asegurado una histórica mayoría absoluta que le permitirá gobernar sin necesidad de coaligarse con ninguna otra formación. Según anunció este viernes la comisión electoral birmana, el último recuento provisional ya ha otorgado a la LND 348 escaños en el Parlamento, muy por encima de los 329 que hacen falta para alcanzar la mayoría absoluta.
Con tan aplastante ventaja, la LND podrá designar al nuevo presidente del país en una votación parlamentaria que tendrá lugar entre febrero y marzo, ya que la transición de poder es especialmente larga en Birmania. A pesar de su super-mayoría, Aung San Suu Kyi no podrá ser presidenta porque se lo prohíbe la Constitución, que fue promulgada por los militares en 2008 y veta en dicho cargo a quien está casada con un extranjero o tenga hijos con uno. Como la Nobel de la Paz es viuda del profesor británico Michael Aris, con quien tuvo dos hijos que viven en el Reino Unido, dicho artículo fue ideado expresamente por la anterior Junta militar para impedir que subiera al poder.
Desoyendo esta prohibición, «La Dama» – como es popularmente conocida – ya ha avisado de que ella será quien mande en el futuro Gobierno de Birmania porque estará «por encima del presidente». Nadie se lo reprochará porque, tras haberse pasado 15 años confinada bajo arresto domiciliario por reclamar de forma pacífica democracia a la anterior Junta militar, Aung San Suu Kyi es un icono de la lucha por las libertades y, sin duda, la figura más querida en Birmania.
Con su victoria electoral acaba más de medio siglo de dictadura que comenzó en 1962 y, tras su caída en 1988, se ha perpetuado con el régimen de los generales que dirigía el país con puño de hierro. Pero, a partir de 2011, un gobierno reformista formado por antiguos militares y liderado por el exgeneral Thein Sein emprendió una transición democrática que culminó con las elecciones del domingo, las primeras libres de los últimos 25 años porque permitieron presentarse a los partidos de la oposición.
A pesar del temor que había a que el Ejército no aceptara la prevista victoria de la LND, como hizo en 1990, tanto el presidente del Gobierno, Thein Sein, como el comandate en jefe del Ejército, el general Min Aung Hlaing, han felicitado a Suu Kyi por su triunfo y se reunirán con ella para llevar a cabo la transición de poder. El gobernante Partido del Desarrollo y la Solidaridad de la Unidad (USDP, en sus siglás en inglés) ha sido vapuleado por la LND, pero seguirá siendo importante porque el Ejército se ha reservado un cuarto del Parlamento por esa misma Constitución de 2008. Tan alta cuota le permite vetar cualquier intento de la Liga de Aung San Suu Kyi por reformar la Constitución, como había prometido durante la campaña. Además, los militares y sus aliados siguen controlando los principales negocios de Birmania .
A pesar de las limitaciones, las elecciones en este país han resultado mejor de lo que se esperaba, según han reconocido los propios observadores internacionales que supervisaron el día de la votación. La Unión Europea ya ha felicitado a Aung San Suu Kyi por su victoria y el presidente de EE.UU., Barack Obama, la telefoneó este jueves por la noche para mostrarle su apoyo. A cambio de más apertura democrática, la Casa Blanca promete seguir levantando las sanciones que habían asfixiado la economía birmana, que ya es una de las que más crece del mundo por las oportunidades que ha traído la transición.
Los birmanos, que sienten por la Nobel de la Paz tal devoción que la llaman «Madre Su», han puesto todas sus esperanzas en ella para captar inversión extranjera y solucionar los problemas del país, que son muchos y muy graves. Lo malo es que sus expectativas son tan altas que a Aung San Suu Kyi le va costar mucho satisfacerlas .
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