El Vaticano explica a Mike Pompeo el rechazo a sus injerencias en la relación con China
La concesión de que el Papa nombre obispos es una mejora de la libertad religiosa de los católicos chinos
![El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo](https://s3.abcstatics.com/media/internacional/2020/10/01/pompeo-roma-k06D--1248x698@abc.jpg)
Con la paciencia «eterna» de los diplomáticos del Vaticano, el secretario de Estado Pietro Parolin ha explicado este jueves a su colega americano Mike Pompeo que la Santa Sede rechaza de plano pero sin malos modales el ruidoso intento de injerencia de Washington en sus relaciones con China. El acuerdo con Pekín para el nombramiento de obispos, firmado en septiembre de 2018 por dos años y que se renovará en breve, supuso una mejora de la libertad religiosa de la que no se puede privar a los católicos de China.
Antes de emprender su viaje a Europa, Pompeo había pedido una audiencia con Francisco, pero recibió como respuesta que el Papa no recibe a mandatarios en campaña electoral, como es el caso para las presidenciales norteamericanas del 3 de noviembre.
Su homólogo vaticano, Paul Richard Gallagher , secretario de Relaciones con los Estados, tuvo que volver a recordarlo el miércoles en vista de que algunos medios americanos afirmaban erróneamente que la entrevista había sido cancelada como represalia a la primera salida de tono de Pompeo el 18 de septiembre en un artículo publicado en la revista conservadora «First Things».
Autoridad moral
Al día siguiente, Pompeo reiteró en un tuit que «hace dos años la Santa Sede logró un acuerdo con el Partido Comunista Chino esperando ayudar a los católicos. Pero el abuso del PCC sobre los fieles ha empeorado. El Vaticano pondría en peligro su autoridad moral si renovase el acuerdo».
Two years ago, the Holy See reached an agreement with the Chinese Communist Party, hoping to help China's Catholics. Yet the CCP’s abuse of the faithful has only gotten worse. The Vatican endangers its moral authority, should it renew the deal. https://t.co/fl0TEnYxKS
— Secretary Pompeo (@SecPompeo) September 19, 2020
Para cerrar el incidente, el secretario de Estado, Pietro Parolin, y el jefe de la diplomacia vaticana, Paul Richard Gallagher recibieron este jueves al secretario de Estado norteamericano durante 45 minutos, dedicados fundamentalmente a «presentar las respectivas posiciones respecto a la relación con la República Popular China, en un clima de respeto, distendido y cordial », según el portavoz de la Santa Sede.
En una línea siempre constructiva, el Vaticano intenta mantener buenas relaciones con todos los países y contribuir al buen entendimiento entre las naciones, por lo que nunca se sumaría a la política del presidente Trump de aumentar la tensión con China.
Más bien al contrario, el Vaticano conoce bien la eficacia a medio plazo de su «soft power», y por eso, según explicó Parolin la víspera de la visita, «apoyamos la política de los pequeños pasos. Aunque no sean vistosos o no parezcan dar resultado, son pasos adelante hacia una mayor libertad religiosa».
A diferencia de Estados Unidos, el Vaticano no tiene siquiera relaciones diplomáticas con China ni piensa establecerlas a breve plazo, como ha confirmado hace unas semanas a Taiwán, que temía perder las suyas con la Santa Sede.
Esfuerzo negociador
El largo esfuerzo negociador con Pekín, emprendido por Juan Pablo II y continuado por Benedicto XVI , permitió llegar en septiembre de 2018 a un acuerdo -a título experimental y por un período de dos años- para permitir al Papa el nombramiento de obispos en China, donde le gobierno realizaba de vez en cuando nombramientos a su antojo en el intento de controlar a la minoría católica.
Es la primera vez que el régimen comunista chino reconoce la potestad espiritual del Papa dentro de su país, y ha supuesto un considerable paso adelante, pues todos los obispos de China están ahora en comunión con Roma y dos de ellos han podido incluso participar en el último Sínodo.
En realidad, todo esto Pompeo ya lo sabía, y sus anfitriones llevan tiempo convencidos de que el gesto de intentar dar lecciones al Vaticano es una mera pose electoral , destinada a movilizar mayor participación de los católicos.
Al mismo tiempo, el Vaticano comprende que los políticos hagan campaña y por eso no ha querido negar a Pompeo las fotos de su caminata por la plaza de San Pedro, con la basílica al fondo, que pueden ayudar a conseguir algunos votos más el próximo 3 de noviembre.
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