La pandemia castiga a los conservadores en las elecciones de Rumanía

El Partido Socialdemócrata (PSD) es la fuerza más votada, con un 30,5%, mientras que el PNL se queda con un 29%, según los sondeos a pie de urna

El primer ministro rumano, Ludovic Orban, tras los sondeos a pie de urna Efe

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El gobernante Partido Nacional Liberal (PNL), de centro-derecha y proeuropeo, protagonizó este domingo una severa caída, en las elecciones celebradas en Rumanía , debido al desgaste que ha supuesto su gestión de la pandemia y las condiciones en las que la crisis sanitaria ha obligado a celebrar la campaña electoral y las votaciones. La encuesta a pie de urna realizada por el Instituto Curs-Avangarde otorga el puesto de formación más votada al Partido Socialdemócrata (PSD), con un 30,5%, mientras que el PNL obtenía en el mismo sondeo un 29%, todo ello en el contexto de un mínimo histórico de participación, el 31,84%, el nivel más bajo desde la caída del régimen comunista en 1989.

La formación de gobierno exigirá negociaciones durante las próximas semanas. El presidente debe designar un primer ministro que debe a su vez formar gabinete y someterse al voto del parlamento. PNL y PSD no han descartado una gran coalición. El PSD no parece poder contar con otros aliados suficientes. Aunque todavía puede resucitar la más viva factible hasta hace solo unos días, cuando el PNL optaba abiertamente por un pacto con la alianza eco-liberal fundada en 2016 USR-Plus, que con su 15,9% se sitúa como potencial socio preferente. El líder el PNL, el primer ministro Ludovic Orban , había lanzado alguna que otra señal en ese sentido durante la campaña y el presidente Klaus Iohannis , que ha hecho campaña a favor del PNL, había declarado que este partido y la joven formación centrista comparten «valores y objetivos de reforma» y «gobernarán juntos».

En la sede del PNL de Bucarest , Orban declaró anoche que confía en los votos depositados en las urnas después de las 19.30 horas, que no forman parte del sondeo, así como del voto por correo, que tardará varios días en ser recontado. «Habrá que esperar a terminar el recuento, porque creo que estas elecciones las hemos ganado nosotros», dijo. En la sede del PSD, sin embargo, Marcel Ciolacu declaró que «los rumanos, a través de esta votación, han acusado al gobierno del PNL de haber manejado mal la pandemia y han demostrado que quieren un cambio». «Quiero agradecer y felicitar a los rumanos, por sancionar esta burla en su contra que ha sido la gestión de la pandemia, con el cierre de escuelas, mercados, iglesias y la quiebra de miles de empresas, en las que perderán su empleo cientos de miles de rumanos», añadió. El copresidente de USR-Plus, Dacian Ciolos , se limitó a aclarar que su partido no tiene ninguna intención de negociar con el PSD una mayoría para formar gobierno.

Una ventaja que se ha ido disolviendo

El pasado mes de enero, antes de que estallase la crisis del coronavirus, las encuestas daban al burgués PNL hasta un 45% de los votos, pero esa ventaja muy holgada ha ido disolviéndose a lo largo de la pandemia, unos meses en los que Rumanía ha ido sumergiéndose en una grave crisis económica. También han pesado enormemente las condiciones en las que se han celebrado, tanto los comicios como la campaña electoral, debido a las exigencias sanitarias.

«Este resultado es fruto de una campaña no presencial y de unos comicios en los que muchos votantes tuvieron miedo de contagiarse si acudían a las urnas», explica Liliana Popescu, profesora de la facultad de Ciencias Políticas de Bucarest, que recuerda que el PSD, heredero del Partido Comunista y que había dominado la escena política durante los últimos 30 años, dejó el poder por una moción de censura a finales de 2019, después de una larga serie de escándalos de corrupción y tras el intento de una reforma judicial que hubo de ser reiteradamente contestada por Bruselas.

«El PSD ganó las elecciones de 2016, pero decepcionó profundamente al electorado interesado en el estado de derecho, la igualdad ante la ley, la democracia y el europeísmo», dice Popescu, «sobre todo la reforma judicial puesta en marcha en 2017, pese a las advertencia de las autoridades europeas, dejó muy claro para los ciudadanos que su gobierno suponía una importante merma de libertad y de garantías constitucionales. Y eso no ha cambiado. Pero las condiciones extraordinarias de esta votación han propiciado un resultado muy igualado que no refleja fielmente la opinión de todo el electorado, porque la mayoría no fue a votar».

La gestión de la pandemia, que acabó convertida en el principal tema de campaña, ha perjudicado también al PNL, que además ha visto cómo se iban al traste sus planes para reducción de la deuda pública, una de sus principales promesas electorales, a causa de las medidas que ha sido necesario implementar para luchar contra la recesión económica.

Apenas ha tenido tiempo su gobierno de revocar la reforma del Código Penal fruto de la anterior legislatura y desatascar varias obras públicas que llevaban años paralizadas por bloqueos burocráticos. El PSD ha criticado insistentemente la carencia de test para pruebas masivas que ayudasen a frenar las cadenas de contagio y los drásticos límites impuestos al comercio y la gastronomía, que han causado daños en los ingresos de millones de rumanos. Todo esto ha favorecido que el PSD movilice a su electorado tradicional.

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