La OTAN culpa al «liderazgo afgano» de su humillante derrota

Stoltenberg confiesa que la decisión de irse fue «extremadamente difícil de tomar»

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El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ayer durante la rueda de prensa EFE

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El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, confesó en una rueda de prensa celebrada ayer en Bruselas que fue «extremadamente difícil» tomar la decisión de retirar las tropas de Afganistán pero que «nadie previó un desmoronamiento tan rápido del liderazgo afgano, tanto el político como el militar». La OTAN ha trabajado durante dos décadas para formar a un ejército que debía tener unos 300.000 soldados y que se consideraba suficientemente dotado para mantener la estabilidad en el país, pero que llegado el momento se desvaneció en cuestión de días. «Lo que hemos visto en las últimas semanas ha sido un colapso militar y político a una velocidad que no se había anticipado» y «en última instancia, los líderes políticos afganos no lograron enfrentarse a los talibanes ni conseguir la solución pacífica que los afganos deseaban desesperadamente». «Este fracaso del liderazgo afgano condujo a la tragedia que estamos presenciando», dijo Stoltenberg. La doctrina oficial que la OTAN ha sostenido durante años era que los talibanes tenían más posibilidades de obtener beneficios en la mesa de negociaciones que en el campo de batalla.

«Fue extremadamente difícil tomar la decisión de poner fin a la presencia de la OTAN en Afganistán», reconoció Stoltenberg a las preguntas de una periodista afgana que, entre lágrimas, le pedía que no reconociesen al gobierno de los talibanes. «Comparto tu dolor. Entiendo tu frustración. Fui primer ministro en Noruega en 2001 cuando decidimos enviar las tropas por primera vez a Afganistán y ahora soy el secretario general de la OTAN responsable de nuestra presencia allí y del fin de nuestra misión militar».

Armamento en manos talibanes

La OTAN había asegurado la financiación de ese ejército afganos al menos hasta 2023 y el secretario general tuvo que admitir que ese dinero no ha sido útil y que, por supuesto, se han detenido todas las transferencias financieras destinadas a este fin. No explicó qué tipo de armamento ha podido caer en manos de los talibanes a raíz del desmoronamiento del ejército formado y armado por la OTAN.

En todo caso, para el máximo dirigente de la Alianza, «el Afganistán de 2021 ya no es el mismo que el de 2001 y los cambios que se han producido en el país durante estos años de presencia occidental no podrán ser revertidos». En caso de que los talibanes incumplan su compromiso firmado con Estados Unidos por el que aseguraron que no serán un refugio ni base de terroristas, «la OTAN y la comunidad internacional tienen la capacidad de seguir vigilantes», en una formulación que podía interpretarse como una amenaza de futuras represalias. «Si fuera necesario –dijo– la OTAN puede seguir golpeando a los terroristas».

Para la OTAN, el principal objetivo es en estos momentos «sacar a nuestra gente de allí», incluyendo a los colaboradores afganos que han trabajado durante estos largos años tiempo con las tropas aliadas. Durante la reunión del Consejo Atlántico celebrada ayer por la mañana, los países informaron sobre los vuelos que están enviando para evacuar a sus nacionales, en vías a una posible coordinación si fuera necesaria.

«Pero para ello debe mantenerse operativo el aeropuerto de Kabul, que es el objetivo en el que trabajamos constantemente». Alrededor de 800 civiles de varios países de la OTAN se han quedado en Afganistán para ayudar a mantener en funcionamiento el aeropuerto de Kabul, incluido el personal para el control del tráfico aéreo, las operaciones de abastecimiento de combustible y las comunicaciones. En cuanto a los civiles afganos en general, Stoltenberg pidió «que se permita salir a todo el que lo desee», aunque no quiso comprometerse a que tengan que ser aceptados por los países europeos o por Estados Unidos.

Desprestigio

Tampoco respondió a la pregunta de si la OTAN ha perdido su credibilidad con esta derrota y si ello no ha debilitado el mecanismo de solidaridad aliada establecido en el artículo V del Tratado de Washington, que es el que fue invocado para justificar la intervención en Afganistán. «La OTAN sigue siendo una alianza fuerte», aseguró. Actualmente, la OTAN está entrenando tropas y ayudando a construir instituciones de seguridad nacional en Irak, Jordania y Túnez, y tiene acuerdos similares con Georgia y Moldavia. También brindará asesoramiento de seguridad a Libia, devastada por el conflicto «cuando las condiciones lo permitan». Todas esas operaciones deberían ser reevaluadas en sus aspectos técnicos y humanos

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