Occidente hace las maletas a la carrera en Kabul

Numerosos países piden que sus ciudadanos salgan de Afganistán y organizan operativos para su evacuación

Aspecto de la sección consular de la Embajada de EE.UU. en Kabul el pasado 30 de julio Reuters

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«De ninguna manera vas a ver a la gente sacada de los tejados por los aires». Lo dijo el mes pasado Joe Biden sobre la posible evacuación de Kabul , en una referencia a un episodio heroico pero también deshonroso de la historia de EE.UU.: la salida masiva y urgente de miles de estadounidenses y aliados vietnamitas en Saigón –ahora Ciudad Ho Chi Minh– en 1975, en la bajada de telón de la Guerra de Vietnam.

Entonces, cientos de vuelos de helicópteros sacaron a los evacuados desde las azoteas de la Embajada de EE.UU. y edificios cercanos, con los soldados comunistas del norte de Vietnam al acecho, en una imagen que simbolizó el fracaso estadounidense.

La situación en Afganistán ha cambiado de forma dramática desde que el presidente de EE.UU. dijera esas palabras. Ante el avance acelerado de los talibanes en todo el país, con dominio de casi todas las regiones que rodean Kabul, la capital parece que dejará de ser pronto un lugar seguro.

Envío de tropas

Así se entiende la decisión de la Administración Biden de enviar un contingente de 3.000 soldados para proteger una evacuación de su personal diplomático y consular. La misma decisión tomó Reino Unido, que mandará 600 soldados a Afganistán para la repatriación de los cerca de 4.000 británicos que están en el país. También Canadá, que desplegará un contingente de fuerzas especiales para evacuar a su personal diplomático y a sus nacionales.

El empeoramiento de la situación ha llevado a otros países occidentales a hacer las maletas con urgencia en Afganistán. El ministro de Exteriores de Dinamarca, Jeppe Kofod, anunció el cierre de la Embajada de su país y la evacuación de todo el personal. Su homóloga noruega, Ine Eriksen, comunicó una decisión similar. El Gobierno de Países Bajos aseguró que su intención es mantener la sede diplomática abierta durante el máximo tiempo posible, pero que podría ser insostenible si Kabul resulta asediada por los talibanes. Desde Alemania, su ministro de Exteriores, Heiko Mass, anunció que el personal consular se reducirá al «mínimo absoluto» y que se han adelantado los planes para repatriar a sus ciudadanos que estaban previstos para finales de agosto.

Francia, como también han hecho EE.UU. y otros países occidentales, ha repetido los llamamientos a sus ciudadanos para abandonar Afganistán «tan pronto como sea posible».

La OTAN y la ONU se quedan

La OTAN celebró este viernes una reunión de urgencia para tratar el rápido avance de los talibanes y la debilidad de las fuerzas del Gobierno de Kabul, al que la alianza militar apoya. Su secretario general, Jen Stoltenber , aseguró tras el encuentro que la OTAN mantendrá su personal civil en la capital afgana y que la «adaptará cuando sea necesario». «Nuestro objetivo sigue siendo apoyar al Gobierno de Afganistán y a sus fuerzas de seguridad tanto como sea posible», añadió.

Naciones Unidas también mantendrá de momento su personal en el país, formado por cerca de 3.000 afganos y 300 cooperantes internacionales. El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric , aseguró que la situación se evalúa «hora a hora» y que de momento no hay una evacuación en marcha.

La sensación de urgencia es mayor en EE.UU., que tiene una maquinaria diplomática mucho mayor en Kabul y que está más involucrado en el país, después de haber liderado una guerra contra los talibanes que está a punto de cumplir dos décadas. Este viernes una directiva a la que tuvo acceso la cadena pública de radio NPR desgranaba los planes de emergencia de abandono de la Embajada. Mientras llega el contingente militar que asegurará su evacuación, se da instrucciones a los diplomáticos sobre destrucción de documentos, ordenadores y teléfonos móviles . EE.UU. ha exigido a los talibanes que no ataque su Embajada en una hipotética –pero cada vez más cercana– entrada en Kabul.

La estampida estadounidense en Afganistán es un problema para Biden. La salida de tropas, que el presidente heredó de Donald Trump y ha defendido, era una decisión popular en el electorado, con más del 60% de los ciudadanos a favor. Pero no de esta manera, con la sensación de que los estadounidenses ponen pies en polvorosa ante una horda de milicianos con barbas, turbantes y AK-47. Sobre todo, después del conflicto más largo de la historia del país y con mucho coste humano y económico.

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