Nueva York se vacía ante el tsunami del coronavirus

Los casos se disparan en la capital del mundo, que se encamina a una crisis económica y hospitalaria

Imagen del puente de Brooklyn, en Nueva York EFE

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Erik, que trabaja en un museo de Manhattan, describe la escena a la perfección en la esquina de la calle 9 y la Cuarta Avenida: «Es como un día de Acción de Gracias . Gris, sin coches y poca gente en la calle». Solo que en lugar de estar en casa con el pavo en el horno esperando a familia y amigos, la gente espera el impacto de un enemigo invisible: el coronavirus.

La capital del mundo vive el momento previo a la explosión de la epidemia, en una situación que ya se ha vivido en China, Italia o España. Este jueves, la cifra de contagios superaba los cuatro mil , cuatro veces más que el lunes. Los fallecidos llegaban a 29 . El gobernador del estado, Andrew Cuomo , se afanaba en explicar que el aumento exponencial de casos tiene que ver con que se han ampliado mucho la realización de pruebas. El fin de semana pasada apenas se había hecho unos cientos, mientras que el miércoles, en un solo día, fueron más de 7.500. Pero todos saben que lo peor está por llegar: las autoridades proyectan que el pico de contagios se producirá en unos 45 días y ahogará la capacidad hospitalaria del estado y la ciudad de Nueva York.

Según Cuomo, podrían requerirse 110.000 hospitalizaciones , de las cuales cerca de un tercio necesitaría tratamiento en UCI. En todo el estado de Nueva York hay algo más de 5.000 respiradores y se podrían requerir seis veces más, hasta cerca de 30.000. El buque-hospital del ejército y sus mil camas que ha mandado Donald Trump será apenas un parche. Ya hay dificultades para encontrar mascarillas, incluso entre personal sanitario.

Las autoridades han tomado medidas para frenar la epidemia, con el cierre de bares, restaurantes, gimnasios y lugares de ocio. Piden que la gente se quede en casa, prohíben reuniones de más de 50 personas. Ayer, Cuomo ordenó que el 75% de las plantillas de servicios no esenciales deben quedarse en casa. También aprobó medidas para que la gente que se queda sin trabajo o solo pueda trabajar a tiempo parcial no pague su hipoteca durante 90 días.

El confinamiento de la ciudadanía, al estilo de lo que ya ha ocurrido en Italia, España o, en EE.UU., en la bahía de San Francisco, está a la vuelta de la esquina. Al contrario que el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio , Cuomo no quiere hablar de ello, pero parece una cuestión más semántica que de realidad y casi todo el mundo da por hecho que ocurrirá.

Una ciudad que languidece

El impacto ya se nota en la calle, con una ciudad que languidece, sin el estruendo habitual del tráfico y las aceras con ríos de gente que viene y va. Ayer apenas había una docena de personas en las escaleras rojas de Times Square , un punto siempre masificado de turistas y curiosos. No hacía falta semáforos en la Quinta Avenida, desierta de coches. Quienes entran en el metro lo hacen a regañadientes, porque no hay más remedio y hay que trabajar hasta que se pueda. No hay turistas, ni museos, ni teatros, ni artistas callejeros, ni «traders» que pegan gritos en el parqué de la bolsa, que cerrará este lunes y operará de forma completamente electrónica. Una Nueva York con sordina.

«Tengo miedo», reconoce Kevin desde Union Square, al que no le queda más remedio que trabajar en la calle. Reparte comida con su bicicleta, ha visto caer sus ingresos y no tiene seguro ni idea de dónde ir si cae enfermo. «Estoy tomando precauciones», añade Mark, que cruza la plaza con rapidez. «Si tengo que aislarme en casa, lo haré», añade mientras espera que se acelere más la capacidad de realizar más test. Muchos han protestado de que han llegado antes a gente de dinero, como a los jugadores de los Brooklyn Nets, de la NBA, donde se han detectado cuatro positivos (entre ellos, el de Kevin Durant, una de las grandes estrellas de este deporte). Eso será una anécdota cuando lo que haya que decidir es quién se queda con la el respirador y con la habitación de UCI. De fondo, el Empire State brillaba con luz blanca . Como la bandera que se enseña al enemigo.

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