Las mujeres piloto estadounidenses ya pueden ser enterradas en el Cementerio Nacional de Arlington
Barack Obama acaba de firmar la tramitación de una Ley que permita descansar a las «veteranas» de guerra en este mítico lugar para el ejército de los EE.UU.
Más de 70 años después de servir en la Segunda Guerra Mundial , las mujeres piloto estadounidenses por fin se han ganado el derecho a ser enterradas en el Cementerio Nacional de Arlington , el lugar donde reposan lo cuerpos de los presidentes de EE.UU., y los «veteranos» de guerra y héroes del ejército condecorados.
El presidente Barack Obama acaba de firmar una Ley que permite a las integrantes de del Servicio de Pilotos Femeninos de las Fuerzas Aéreas (WASP por sus siglas en inglés) ser enterradas en este mítico cementerio.
Esta no es la primera batalla que las mujeres piloto estadounidenses han ganado en su lucha por ser reconocidas como sus compañeros masculinos. Sin embargo, y a pesar de compartir instalaciones y entrenamiento, l as mujeres piloto eran consideradas personal civil ya que no tripulaban misiones de combate . Durante todo este tiempo, un total de 38 mujeres han muerto sin el reconocimiento de ser enterradas con la bandera estadounidense en el ataúd, y sin que sus familiares recibiesen ningún tipo de indemnización por sus labores prestadas al ejército.
El desplante del ejército hacia sus mujeres piloto era tal que cuando ya no se necesitó su ayuda en 1944 y tuvieron que volver a casa, los gastos del billete corrieron de su cuenta particular y regresaron sin los honores ni el reconocimiento de «veteranas» de guerra . Nell Bright , de noventa y cuatro años de edad y que se unió al WASP en mayo de 1943, ha declarado para BBC.com que les prometieron el estatus de «veteranas» si el programa funcionaba bien, pero que la iniciativa fue rechazada por el Congreso . En este sentido ha señalado que «no fue algo que nos hiciera muy felices».
Pero el detonante que propició la lucha de las mujeres piloto estadounidenses llegó en la década de los setenta, momento en el que el ejército se jactó de que por primera vez las mujeres podían volar en aviones militares . Tras varios años de lucha, el presidente Jimmy Carter terminó firmando un documento en 1977 que les reconocía como «veteranas» , con el consiguiente derecho a ser enterradas en el Cementerio Nacional de Arlington.
Sin embargo, el pasado 21 de abril falleció una de las mujeres piloto involucradas en la campaña de la década de los setenta, E laine Danforth Harmon . Ella quería ser enterrada en Arlington, pero cuando su familia lo solicitó el ejército rechazo la petición porque la norma había cambiado durante el periodo en el que John McHugh fue Secretario del ejército. Nell Brigth ha denunciado que esa modificación se hizo «a puerta cerrada».
La nieta de Elaine Dandforth, Erin Miller ha señalado que «el cambio en la política es injustificable» , porque además de algunos tecnicismos no le dieron ninguna razón para desestimar la última voluntad de su abuela. Así, junto con sus hermanas decidió impugnar la decisión del ejército estadounidense e inició una petición en change.org que ya han firmado más de 170.000 personas.
La petición fue recogida por la representante del Partido Republicano Martha McSally , que antes de dedicarse a la política sirvió en las Fuerzas Aéreas estadounidenses donde dirigió un escuadrón de combate. En respuesta a la Ley de Incineración del Servicio de Pilotos Femeninos de las Fuerzas Aéreas aprobada por el Congreso, McSally ha declarado que «hace sólo 19 semanas que la decisión del ejército de expulsar a las pilotos pioneras de la Segunda Guerra Mundial se hizo publica, pero no hemos dejado de luchar desde entonces».
Aunque el proceso ha sido una experiencia frustrante para la familia Miller, el simple hecho de saber que la Ley está en trámites de ser aceptada ha sido toda una victoria para Erin Miller, que ha declarado que «nadie debería tener que pedir al Congreso que entierre a su abuela» . A pesar de que es consciente de que la resolución para enterrar a su abuela podría tardar varios meses en resolverse, Miller espera que se resuelva por la vía rápida y tiene guardadas sus cenizas en un armario de la casa.
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