De Moscú a La Habana, los «viajes comunistas» de Sanders se vuelven en su contra
La condición de favorito en las primarias conlleva una posición diferente: te convierte en el centro de todos los ataques y dispara el escrutinio sobre tu persona
Falta una semana para el «Super martes», la fecha decisiva de las primarias demócratas , la jornada electoral en la que una quincena de estados irán a los urnas, y la temperatura de la campaña se dispara. Quien podría quemarse es Bernie Sanders, el líder izquierdista confirmado como favorito para la nominación del partido demócrata tras su victoria aplastante en los ‘caucus’ de Nevada del pasado fin de semana.
La condición de favorito en las primarias conlleva una posición diferente: te convierte en el centro de todos los ataques y dispara el escrutinio sobre tu persona. Al cierre de esta edición no se había celebrado el debate entre candidatos demócratas en Charleston, la principal ciudad de Carolina del Sur, que celebra sus primarias el próximo sábado. Pero era evidente que sería un ‘todos contra Sanders’ y con la posibilidad de utilizar una nueva munición contra el veterano senador: sus fascinación por los regímenes comunistas y socialistas en su juventud, culminada con los viajes que realizó en la década de 1980, cuando era alcalde de Burlington, en el estado de Vermont.
En un periodo de cinco años, Sanders visitó Nicaragua -entonces bajo el régimen sandinista-, Rusia -en los estertores del comunismo- y la Cuba de Fidel Castro. Imágenes de vídeo en las que el entonces alcalde reflexionaba sobre esos viajes han corrido como la pólvora estos días, cuando ganan entidad las perspectivas de que el líder socialista sea el nominado demócrata.
De Nicaragua , a donde fue en 1985, alabó la labor de los sandinistas -considerados terroristas por el Gobierno de EE.UU.- en la reducción de la mortalidad infantil, el avance en la alfabetización y la redistribución de las tierras a los campesinos. En Rusia pasó en 1988 la que él calificó como una «muy extraña luna de miel» -se acababa de casar con su mujer, Jane- y celebró «el mejor sistema de transporte que he visto en mi vida» y los «palacios de cultura» soviéticos. «No vi ningún niño hambriento. No vi ningún sin hogar», dijo al regresar en 1989 de La Habana. «Cuba no solo tiene sanidad gratuita, sino de alta calidad».
Maduro, «vil dictador»
Es cierto que no solo fue fascinación y que entonces compensó su análisis de aquellos regímenes con su experiencia de la difícil realidad de vida en aquellos países. Como también lo es que, con el paso de los años, Sanders ha puesto más énfasis en la condena de dictadores de corte comunista y ha puesto el acento en demandar libertad y democracia. Denunció a la Unión Soviética como una «dictadura autoritaria», lamentó que el sandinista Daniel Ortega se convirtiera en un «dictador», ha calificado a Nicolás Maduro de «vil tirano» y ha exigido la democratización de Cuba. Insiste en que su modelo de « socialismo democrático », la etiqueta a la que él se adscribe, es el de los países escandinavos y cita cada vez que puede a Martin Luther King Jr. sobre un EE.UU. donde «demasiado a menudo existe un socialismo para los ricos y un duro capitalismo de libre mercado para los pobres».
Pero, en la batalla política de la reelección de Donald Trump, no habrá matices. Tampoco ayuda que Sanders, al que muchos acusan de un purismo excesivo ideológico, le cuesta dar marcha atrás. En el programa de televisión «60 Minutes» del pasado fin de semana reconoció que Cuba merece críticas por la « naturaleza autoritaria » de su Gobierno, pero incidió en logros de Castro, como su «enorme programa de alfabetización».
«¿Es algo malo? ¿aunque lo hiciera Fidel Castro?», preguntó al entrevistador. Sus respuestas fueron utilizadas por sus rivales en las primarias. «Fidel Castro dejó un oscuro legado de campos de trabajos forzados, represión religiosa, pobreza, escuadrones de la muerte y el asesinato de miles de sus propios ciudadanos», reaccionó Michael Bloomberg en un mensaje en Twitter. «Pero, vale, Bernie, hablemos de su programa de alfabetización».
Pete Buttigieg, por su parte, defendió que EE.UU. necesita «un presidente que sea extremadamente claro frente a los regímenes extranjeros que violan los derechos humanos».
Las palabras de Sanders sentaron especialmente mal en algunos demócratas de Florida, un estado con gran presencia de disidencia cubana y mucha población venezolana y nicaragüense. «Me siento totalmente asqueada e insultada», aseguró a «The New York Times» Lourdes Díaz, presidente de los demócratas hispanos del condado de Broward y de origen cubano. «Quizá esto abra los ojos de lo super radical que es Bernie. No le defenderé más».
Lo que preocupa a la mayor parte del partido no es cómo encajen estos vídeos y comentarios de Sanders los demócratas, sino la utilización que Trump y su campaña haga de ellos en otoño en una eventual batalla entre los dos por la presidencia.
Noticias relacionadas