Trump y Merkel no esconden sus diferencias en su primer encuentro

«Tenemos algo en común», bromeó el presidente de EE.UU. con Angela Merkel sobre el «pinchazo» sin pruebas de Obama, en una reunión marcada por las discrepancias

El presidente de EE.UU., Donald J. Trump (i), estrecha la mano de la canciller alemana, Angela Merkel (d), a su llegada a la Casa Blanca en Washington EFE
Javier Ansorena

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Donald Trump tenía el chiste preparado en la rueda de prensa de ayer. Llegó la pregunta inevitable sobre sus acusaciones sin pruebas del supuesto «pinchazo» contra la Torre Trump obrado por su antecesor, Barack Obama, que han negado el propio expresidente, las agencias de inteligencia y hasta compañeros del partido republicano. «Al menos quizá tenemos algo en común», dijo con una mueca de complicidad dirigida a su compañera en el estrado, Angela Merkel, cuyo teléfono fue intervenido por la Administración Obama, en un escándalo que hizo tambalear la buena relación entre ambos países. Merkel respondió con una media sonrisa incómoda, se escucharon carcajadas en la sala de la Casa Blanca y, al momento, la discusión mediática en EE.UU. se centró en el «pinchazo» no demostrado . La ocasión que reunía a Trump y Merkel, su primer encuentro en persona, el acontecimiento de diplomacia internacional más importante para Trump desde que llegó a la Casa Blanca, pasó a un segundo plano. Como también lo hicieron las claras discrepancias que han mostrado ambos líderes - refugiados, acuerdos de comercio, Rusia - y que ayer siguieron presentes. Si la intención de Trump era poner una cortina de humo sobre esas diferencias, la maniobra fue genial.

Durante los últimos días, este encuentro había sido definido como un momento clave para entender el futuro de la alianza trasatlántica y para definir las relaciones entre ambos países. La rueda de prensa dejó una ristra de declaraciones de cordialidad de ambos mandatarios pero, sobre todo, constató que tienen mucho trabajo por delante.

Trump adoptó un tono ambivalente, de palo y zanahoria, en muchos de los aspectos clave de la reunión. «He reiterado a la canciller Merkel mi apoyo fuerte a la OTAN », dijo el presidente de EE.UU. antes de añadir que también le dejó clara «la necesidad de que nuestros aliados en la OTAN paguen una parte justa del precio de la defensa». Trump añadió que esos países «deben pagar lo que deben», aseguró en en algunos casos son «grandes sumas» y que es algo «muy injusto para EE.UU.» Alemania es uno de los países de la OTAN que todavía no dedican el 2% de su PIB a defensa, como acordaron los miembros. Merkel reiteró ayer la intención de Alemania de llegar a ese porcentaje.

Libre comercio

Trump también fue agresivo en uno de los temas centrales de su campaña y en el que mantiene una posición muy diferente a Merkel: los acuerdos de libre comercio. El presidente de EE.UU. reiteró que es un defensor del «libre comercio», pero que sea «justo», en un momento en el que las negociaciones sobre un acuerdo de este tipo entre EE.UU. y la Unión Europea están congeladas. Trump basó parte de su ascenso a la Casa Blanca en un discurso contra los acuerdos de comercio en los que se ha embarcado EE.UU. que, en su opinión, han destruido la salud de la economía y del mercado laboral del país. También criticó que en sus relaciones comerciales «hasta ahora los negociadores alemanes lo han hecho mucho mejor» que los estadounidenses, pero que eso va a cambiar y que en adelante los acuerdos comerciales serán «buenos» y «justos» para EE.UU. Merkel se limitó a mostrarse esperanzada en que EE.UU. volverá pronto a la mesa de negociación con la Unión Europea y aseguró que el acuerdo será «beneficioso para ambas partes».

Los mandatarios sí buscaron más sintonía en su posición sobre Rusia , otro asunto donde Trump ha amagado con cambiar la estrategia mantenida por EE.UU. en los últimos años. Merkel aseguró que su homólogo estadounidense «se ha comprometido personalmente con el proceso de Minsk», pero insistió, ante las insinuaciones de la Administración Trump por levantar las sanciones a Moscú , de que la mejora de la situación en Ucrania deber ser producirse «en primer lugar». Trump, por su parte, alabó el liderazgo de Merkel en la resolución de esta crisis y la contribución de Alemania en la lucha contra Daesh.

Inmigración

Donde las diferencias fueron evidentes es en inmigración, el asunto que más agitación ha provocado en las pocas semanas que Trump lleva en la Casa Blanca. También fue la fuente de las principales tensiones entre él y Merkel, a quien criticó con dureza por su política de acogida de refugiados. Merkel insistió ayer en que las políticas de inmigración deben «tener en cuenta a los refugiados», a los que «hay que dar oportunidades». Trump prefirió decir que «la inmigración es un privilegio, no un derecho» y que la seguridad de los ciudadanos «debe ser siempre lo primero».

La falta de sintonía en los sustancial se percibió también en formal. Hace unas semanas, en el mismo escenario, Trump entró con la primera ministra, Theresa May, de la mano . Ayer escaseó la amabilidad. Las cámaras mostraron cómo Trump no respondió a la petición de Merkel de fotografiarse dándose la mano, sentados en una sala de la Casa Blanca. Al primer ministro de Japón, Shinzo Abe, se la apretó durante 19 segundos.

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