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Las tareas de Biden
En comparación con el que tiene Trump con la pandemia, el desafío de Joe Biden es sencillo
Si Joe Biden consigue derrotar a Donald Trump en las elecciones de noviembre, no tomará posesión de su cargo hasta final de enero, una fecha en la que la lucha contra el coronavirus en Estados Unidos estará ya decidida. Esta batalla dependerá por lo tanto de un presidente que desconfía de los expertos y de la intervención del Estado en la economía o en el desarrollo de políticas sociales. A pesar de las evidencias en otros lugares del mundo, Trump ha negado la peligrosidad del virus y ha desperdiciado un tiempo precioso en el que preparar a su país para el doble tsunami sanitario y económico. Solo ahora empieza a reaccionar. Un temperamento inestable y una probada incapacidad de prestar suficiente atención a asuntos complejos no son las cualidades mejores de un líder ante la adversidad.
A cambio, el demócrata Biden es percibido por gran parte de la población como un político tranquilo y no dogmático y, algo aún más importante, como una persona compasiva y cercana a los problemas del ciudadano de a pie. En sus casi cincuenta años de servicio público, primero en el legislativo y luego en el ejecutivo, ha acumulado una enorme experiencia. En el último debate con Bernie Sanders, el antiguo vicepresidente de Obama expuso un plan contra el coronavirus basado en el fortalecimiento del sistema sanitario y la adopción de medidas que han funcionado en otros países. En Estados Unidos el gobierno federal no gestiona la sanidad inspirado en el principio de la igualdad ante el dolor y la enfermedad. La pandemia va a poner a prueba esta opción, tan ajena a los europeos, y es posible que las propuestas de reforma tengan eco. Tras la victoria en las primarias de Florida e Illinois, Biden es claramente el favorito para competir con Trump. Debe ser capaz de enviar a su casa al socialista Bernie Sanders, pero no a los miles jóvenes que lo apoyan, y elegir a una candidata a vicepresidenta que no asuste a los votantes moderados. Son tareas sencillas en comparación con lo que tiene por delante Donald Trump.
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