Golpe de Estado en Turquía

«Lo último que necesita Turquía es un pronunciamiento militar»

Seguidores y detractores de Erdogan coinciden en condenar la rebelión

Celebraciones en Ankara tras el fallido golpe de Estado EFE
Javier Pérez de la Cruz

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Una tensa calma se ha apoderado de las calles de Estambul , que vivían ayer una amarga resaca golpista . A algunos todavía les costaba creer lo que había ocurrido durante la noche anterior, pero todos estaban convencidos de que la revuelta militar tendrá consecuencias muy graves para el país. Y que en todo caso, la asonada es una desdicha, un error que quería retrotraer el país al túnel del pasado.

«Es una locura. Ayer aquí mismo estaban disparando a la gente », dice el camarero de un céntrico café que prefiere no dar su nombre. A pocos metros se encuentra la sede de la televisión estatal TRT del barrio de Harbiye, donde se enfrentaron militares y policía. «Esto no beneficia a nadie . Esto no es lo que necesita Turquía. Mira: nadie va a apoyar algo así. Esto tiene que terminar. Necesitamos tranquilidad».

La zona de Harbiye, así como otras plazas y avenidas del centro de la ciudad, incluida la simbólica plaza Taksim donde se celebraban las manifestaciones de la oposición y movimientos cívicos, estaban ayer totalmente en calma. Una calma rara y extrema para una ciudad que vive en un continuo bullicio . La mayoría de los coches que transitaban por la zona eran taxis, mientras que en algunos de los pocos vehículos particulares ondeaban banderas turcas como muestra de rechazo al golpe.

«El Gobierno se refuerza»

En cambio, en otras zonas de la ciudad la normalidad parecía abrirse paso con fuerza . Prácticamente todos los comercios abrieron sus puertas y la gente disfrutaba del caluroso sábado desayunando en alguna terraza. Es el caso de Can, un joven de 30 años, vecino del barrio de Kurtulus que, a pesar de estar en contra del Gobierno, también piensa que un golpe militar no es una solución. «Esto no hace más que reforzar al Gobierno , que finalmente acabará imponiendo el orden por completo».

Can, como muchos otros turcos, pasó una larga e incierta noche oyendo el ruido atronador de los cazabombarderos sobrevolando la ciudad de Estambul. «Claro que hay temor, pero en Turquía ya casi nos hemos acostumbrado a estas situaciones . Antes eran atentados; ahora esto».

Miedo

No obstante, para algunos el miedo comienza a partir de ahora, con la posible reacción del Gobierno. «Ahora tienen la excusa para atacar a todos los que les molesten o consideren oportuno», asegura una estudiante de 26 años que, confiesa, ya está preparando su salida de Turquía para finales de agosto.

«Ya hemos visto cómo han reaccionado contra los militares». La joven se refiere a las palizas que muchos militares sublevados recibieron por parte de los manifestantes civiles en contra del golpe. «Y esto va a continuar», añade.

La noche del viernes al sábado fue larga. Nadie pudo dormir . Aunque la mayoría de los turcos se encerraron en sus domicilios, todos intentaban seguir el desarrollo de los acontecimientos a través de las noticias dispersas y contradictorias de la televisión. Primero, cuado desde la sede de la televisión oficial en Ankara los militares aseguraron tener el control de todo el país. Y después, cuando las fuerzas del gobierno recuperaron el control e insistieron en que el Ejecutivo ya se había hecho con la situación.

Una noche de miedo e incertidumbre que, sin embargo, no impidió que muchos miles de seguidores de Erdogan se echaran a la calle para parar el golpe. Ayer no fue un día de tumultos, pero los simpatizantes del presidente gritaban su nombre eufóricos mientras enarbolaban la bandera nacional.

Pena de muerte

Más inquietante fue que miles de manifestantes exigieran ante el Parlamento de Ankara que se reinstaure la pena de muerte en Turquía. Según la televisión CNNTürk, los manifestantes gritaban eslóganes como «queremos ejecuciones, la pena de muerte». «Ordena que golpeemos y golpearemos, dinos que matemos y mataremos» , fue otro de los lema dirigido a Erdogan.

Ante tal ambiente, el primer ministro y líder del gobernante partido islamista AKP Benali Yildirim, quien se encontraba en el mismo lugar de la manifestación, pidió a los manifestantes que se dirijan a la céntrica plaza de Kizila, «para guardar la democracia».

No obstante, dentro de la tónica de progresiva vuelta a la cotidianeidad, el principal aeropuerto de Estambul recuperó ayer poco a poco la normalidad perdida el viernes por la noche, cuando militares rebeldes intentaron derrocar se hicieron con el control del mismo. No obstante, varias compañías aéreas han avisado de retrasos o cancelaciones en sus vuelos. Un portavoz de Turkish Airlines ha confirmado la reanudación de los vuelos, si bien ha reconocido que previsiblemente habrá numerosos retrasos.

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