El G-20 dará una inyección inicial de 4,5 billones de euros para combatir los efectos del Covid-19
Los países más ricos del mundo se comprometen a minimizar los datos sociales y económicos del virus

Los miembros del G-20 lanzaron al mundo un mensaje de «unidad» en la reunión virtual organizada para abordar la crisis global provocada por el coronavirus. Los líderes de los países más industrializados emitieron un mensaje final conjunto en el que se comprometieron a «hacer lo que haga falta y a usar todas las herramientas políticas disponibles para minimizar el daño económico y social de la pandemia» y adelantaron una inyección de 4,5 billones de euros en la economía global como primera medida de choque. Esta aportación se está materializando en forma de «políticas fiscales, medidas económicas y programas de garantía para contrarrestar los impactos social, económico y financiero» de un virus que ha dejado ya casi 22.000 muertos en el mundo y obliga a 3.000 millones de personas en el mundo a quedarse confinadas en sus casas.
Arabia Saudí es el primer país árabe que ostenta la presidencia del G-20 y la gran cumbre de líderes mundiales está prevista en Riad para los días 21 y 22 de noviembre, pero debido a la pandemia decidieron convocar una cumbre extraordinaria y la hicieron por videoconferencia debido a la situación de confinamiento en cada país.
El Rey Salmán fue el encargado de abrir la cumbre y lo hizo con un recuerdo a los fallecidos. El monarca pidió a los presentes «una respuesta global» y les recordó que «el mundo cuenta con nosotros para reunirnos y cooperar para enfrentarnos a este desafío. Necesitamos una respuesta efectiva y coordinada a la pandemia para restaurar la confianza en la economía global». Su intervención concluyó con un mensaje sobre los países más pobres, con debilitados sistemas sanitarios para hacer frente al virus, y urgió a los presentes a que les tendieran «una mano amiga».
Pulso entre países
Los gobiernos tratan de frenar la propagación en sus países con medidas de choque y la agencia de calificación financiera Moody’s anunció poco antes de la cumbre G-20 que las economías de estos países «sufrirán un choque sin precedentes en la primera mitad del año». Detrás de la declaración de buenas intenciones acordada en el texto final existe un pulso entre países como Alemania, que prefiere esperar a ver el impacto final de la pandemia, y otros como Italia, favorables a adoptar medidas de urgencia como la emisión de deuda conjunta.
El G-20 lo forman Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Alemania, Reino Unido, Argentina, Australia, Brasil, Canadá -cuyo primer ministro, Justin Trudeau se conectó desde casa porque está en cuarentena tras dar positivo-, la India, Indonesia, Italia, Japón, México, Corea del Sur, Sudáfrica y Turquía, así como por la Unión Europa (UE); Arabia Saudí ocupa la presidencia este año y España es un país invitado permanente. Singapur, Suiza y Jordania también se unieron a la videoconferencia como invitados y damnificados por la propagación del virus.
Vladimir Putin puso sobre la mesa la posibilidad de crear de un fondo especial bajo control del Fondo Monetario Internacional (FMI) dedicado en exclusiva a combatir el coronavirus. Su homólogo chino, Xi Jinping , propuso medidas concretas como «rebajar aranceles, retirar obstáculos y facilitar el flujo de un comercio sin restricciones». Boris Johnson hizo un llamamiento a todos los gobiernos del mundo a arrimar el hombro para derrotar al virus y adelantó una contribución de 230 millones de euros para la investigación dedicada a la búsqueda de una vacuna.
Los más vulnerables
El presidente del Banco Mundial (BM), David Malpass, también fue preciso en su intervención y señaló que «el objetivo es acortar el tiempo que vamos a necesitar para recuperarnos, crear condiciones que ayudan al crecimiento, apoyar a la pequeña y mediana empresa y respaldar a los más vulnerables», para ello adelantó que ultiman un paquete de ayudas de 160.000 millones de dólares para los próximos 15 meses. Esta decisión del BM está en la línea marcada por el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien solicitó a los líderes mundiales «un plan para tiempos de guerra».
La cumbre, en la que no se abordó la situación del mercado del petróleo pese a que el precio del barril es el más bajo de las últimas dos décadas, terminó con un documento que contó con el apoyo de todos los presentes. Esto no sucedió pocos días antes en la reunión del G-7, en la que los ministros de Exteriores no llegaron a acuerdo alguno debido a la exigencia de EE.UU. de calificar al Covid-19 como «Wuhan virus», con el objetivo de subrayar el origen chino de la pandemia.
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