El futuro de Argelia: ¿Una transición a la española?

El que fuera primer ministro en el último Gobierno del presidente Bouteflika, Abdel Majid Tebune, se convirtió la semana pasada en el nuevo mandatario que deberá enfrentarse a grandes retos: recuperar la confianza del país, que lleva meses de protestas, y sacar a flote su economía

El nuevo presidente de Argelia, Abdel Majid Tebune, durante su primera rueda de prensa EFE

Javier Fernández Arribas

El primer gran desafío clave que afronta el nuevo presidente de Argelia, Abdel Majid Tebune , es lograr un mínimo de confianza de la sociedad argelina en sus buenos propósitos de lograr una nueva Constitución que represente los intereses de todos los argelinos y someterla a su aprobación en referéndum. La tarea se presenta ardua y complicada y coloca al país magrebí ante un horizonte de incertidumbre negativo en todos los aspectos políticos, económicos y sociales: para la estabilidad y convivencia entre los argelinos, entre los encuadrados en el 40% que han decidido ir a votar y los integrantes del movimiento popular Hirak que llevan 43 semanas saliendo masiva y pacíficamente a las calles para reclamar un claro cambio político respecto de la dictadura encarnada por el expresidente Bouteflika y el consiguiente cambio social.

La incertidumbre sobre el más inmediato futuro, con el rechazo popular a los resultados electorales por denunciar que nada ha cambiado al colocar el antiguo régimen, bajo el mando del general jefe del Estado Mayor Gaid Salah , al nuevo presidente Tebune como un títere civil de los poderes fácticos que controlan Argelia desde hace años.

Sin embargo, Tebune se presentó como independiente, se salió del partido, del todopoderoso Frente de Liberación Nacional desde la tortuosa independencia argelina de Francia, y argumentó su alejada posición al régimen por su cese como primer ministro en 2017 con solo tres meses en el cargo por su enfrentamiento con los entonces destacados empresarios del régimen, protegidos por Bouteflika y su entorno, que ahora están en prisión acusados de corrupción. Además, el nuevo presidente tuvo que gestionar política y personalmente la detención de su hijo por presunto delito de soborno.

Buenas intenciones

En su primera comparecencia ante los medios de comunicación, actitud que también se puede valorar frente a las habituales comparecencias en televisión o a los comunicados oficiales, el nuevo presidente se comprometió a dialogar con los representantes del Hirak para conseguir los acuerdos necesarios que permitan encauzar a Argelia a una nueva época. La gran pregunta en estos momentos es si Tebune será capaz de ganarse la confianza de este movimiento popular que, en teoría, es espontáneo, reúne a argelinos de diversas capas sociales e ideologías y que ha evitado en todo momento que sus protestas derivaran en enfrentamientos violentos con las fuerzas de seguridad, aunque en los últimos días, en varias ciudades argelinas, sí se han registrados enfrentamientos entre manifestantes y policías.

Paralelismos

El papel que esté dispuesto a jugar el general Gaid Salah en nombre del Ejército argelino que ha controlado el destino del país, incluso por encima de los designios del FLN, es crucial para una transición política y social ordenada, pacífica y asumida por la mayoría de la población. La actitud de las Fuerzas Armadas de no reprimir las protestas en sus comienzos hace ocho meses y de obligar, en abril, al presidente Bouteflika y su entorno a dejar el poder ha sido clave para que se pudieran celebrar las elecciones presidenciales ganadas por el tecnócrata Tebune.

La cuestión radica en si el proceso hacia una apertura democrática es cierto y respaldado por los militares o si por el contrario, tal y como denuncian las protestas del Hirak, todo es un maquillaje del antiguo régimen para cambiar algo para que nada cambie, en realidad. En algunos círculos argelinos, hay quien se atreve a comparar, aunque con las notables y evidentes diferencias que existen, la transición argelina con la de España.

Por esas circunstancias diversas, se presenta al presidente Tebune, con 74 años frente a los 40 de Adolfo Suárez , como la persona indicada por su conocimiento de los entresijos de poder al haber sido alto funcionario del Estado en diversas localidades argelinas, ministro de Vivienda y efímero primer ministro durante tres meses en los que se enfrentó a los poderes económicos del régimen e intentó cambiar el rumbo de algunas posiciones clave en la política exterior, como cuestionar la idoneidad del cierre de la frontera con Marruecos.

Relaciones con Marruecos

Durante la campaña electoral, Tebune exigió a Marruecos que presentara sus excusas al pueblo argelino por una situación que dura demasiado tiempo, pero, lo más relevante, es que planteó que el contencioso entre los dos países vecinos debe y puede resolverse y que las fronteras pueden reabrirse. Una normalización de las relaciones ofrecería indudables beneficios a miles de vecinos magrebíes de ambos países y les otorgaría una opción fuerte de acuerdo para sus intereses frente a la Unión Europea, por ejemplo.

Para que eso sea factible, es necesaria una solución a lo que se denomina el conflicto del Sáhara Occidental que puede ser viable con la continuidad de las reuniones cuatripartitas auspiciadas por Naciones Unidas en Ginebra entre los gobiernos de Argelia, Marruecos, Mauritania y representantes del Frente Polisario .

Crisis económica

La economía argelina es otro elemento clave para la transición que se pretenda realizar. La crisis es la más grave de los últimos años por el descenso de un 12,5% de los ingresos por exportaciones energéticas, petróleo y gas, desplome de las reservas de moneda extranjera y la imperiosa necesidad de reducir un 9% el gasto público con una repercusión peligrosa en el nivel de vida de los argelinos que pueden unir las reclamaciones sociales a sus reivindicaciones políticas creando una inestabilidad muy peligrosa para todos, para la propia Argelia y sus vecinos europeos, entre ellos España. Desde fuera, se mantiene cierta distancia y prevención con la elección del nuevo presidente argelino hasta que se demuestre su verdadera actitud y la del Ejército con la transición que se dice querer transitar.

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