Los filipinos eligen si vuelven a la era de la dictatorial familia Marcos

Las elecciones de hoy son un duelo entre el hijo del tirano y favorito, Bongbong, y la vicepresidenta Leni Robredo

Los filipinos acuden a las urnas entre el miedo a que se repitan la Ley Marcial y el expolio y la amnesia 36 años después de derrocar a Ferdinand Marcos

Ferdinand Marcos Jr., alias Bongbong, apeló a la unidad en su último mitin en la campaña electoral de Filipinas, acompañado de su candidata a la vicepresidencia e hija del presidente saliente, Sara Duterte, con mascarilla detrás de él. Pablo M. Díez
Pablo M. Díez

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Espectacular alarde de fuerzas políticas en Manila. Después de tres meses recorriendo este gigantesco archipiélago con más de 7.000 islas, la campaña electoral de Filipinas ha terminado con las concentraciones más multitudinarias de los últimos años que se recuerdan en la capital.

Mientras una marea rosa inundaba el sábado por la noche Makati, el distrito financiero de Manila, un tsunami rojo y verde se desparramaba por un enorme y polvoriento descampado en Parañaque, cerca del aeropuerto y a espaldas del casino Solaire. Inconscientemente, ambos lugares retratan a la perfección a los partidarios de los dos principales candidatos a las elecciones de Filipinas, que se celebran hoy lunes. Por un lado, los universitarios, empresarios y profesionales de clase media que apoyan a la vicepresidenta Leni Robredo bajo los rascacielos de Makati, en cuyos hoteles se alojaban sus seguidores y voluntarios. Por el otro, las masas populares, muchas traídas desde los arrabales y el campo en autobuses o 'jeepneys', que respaldan a Bongbong Marcos , hijo del dictador depuesto por la revolución de 1986, y a su aliada Sara Duterte, hija del actual presidente.

Con dicho alarde, ambos candidatos exhiben su fuerza de cara a la votación. Especialmente Leni Robredo, a quien las encuestas sitúan por detrás de Bongbong Marcos pero cuya distancia parece haberse reducido durante los últimos días. En su discurso de cierre de campaña, que en Filipinas se llama 'mitin de avance' recordando su influencia española, Robredo apeló a los votantes para impedir la vuelta al poder de una familia que amasó 5.000 y 10.000 millones de dólares (entre 4.727 y 9.455 millones de euros) durante las dos décadas de dictadura de su padre.

«Cada uno de vosotros es la prueba viviente de que no todo el mundo está dormido mientras se escribe la Historia», les felicitó mientras su candidato a vicepresidente, Kiko Pangilinan, prometió que «nos opondremos con fuerza a cualquiera que se atreva a reescribir el pasado», en clara alusión a Bongbong Marcos.

«Años dorados» de Filipinas

Desde el inicio de la campaña el 8 de febrero, este ha venido definiendo a la dictadura de su padre como los «años dorados» de Filipinas. Todo ello a pesar de la cleptocracia que caracterizó a su régimen y de Ley Marcial impuesta en 1972 , que extendió por todo el país una represión y un terror que sus víctimas todavía recuerdan hoy. Oficialmente, la Comisión sobre Violaciones de Derechos Humanos de Filipinas reconoce 11.103 represaliados, de las que 2.326 fueron asesinados o desaparecieron, pero se calcula que pudieron ser muchos más.

«Estamos aquí por el cambio. Leni Robredo tiene todo lo que hace falta para poner a este país donde debería y cuenta con el apoyo del sector privado porque confían en ella. Incluso el presidente Duterte ha dicho que Bongbong no tiene capacidad de liderazgo», explicaba en medio de la multitud Álex Evangelista, jubilado de 72 años que trabajaba para la compañía eléctrica de Manila. A su juicio, «la asociación de Bongbong con los 'trapos' (abreviatura de políticos tradicionales en inglés) nos lleva de vuelta a las mismas decisiones, mismos problemas y misma corrupción que durante la dictadura de su padre. Ese es el riesgo si Bongbong gana. Sería terrible para nosotros».

Protegiéndose de la multitud con una mascarilla rosa, el color de la candidata, nos contó que «estaba en la Universidad cuando Marcos decretó la Ley Marcial. En ese momento, Filipinas exportaba arroz porque teníamos suficiente. Después de la Ley Marcial, éramos el mayor importador de arroz. ¡Hasta ahora! Entonces, nuestro cambio con el dólar era menos de cuatro pesos. Cuando Marcos cayó, había subido hasta los 17 pesos y hoy está en torno a 50 pesos. Incluso el Banco Central declaró la bancarrota cuando se marchó. Si traemos de vuelta a los Marcos, hay una gran posibilidad de que Bongbong haga lo mismo que su padre y eso va a ser terrible para Filipinas de nuevo».

«Si traemos de vuelta a los Marcos, hay una gran posibilidad de que Bongbong haga lo mismo que su padre y eso va a ser terrible para Filipinas de nuevo»

Tal y como recoge un informe de Control Risks Group, entre los empresarios y multinacionales también ha cundido el temor a una victoria de Bongbong, ya que podría llevar a cabo expropiaciones como su padre en su intento por revertir la Historia, sobre todo de las compañías que le fueron requisadas tras su huida a Hawái al ser derrocado. Cuando Bongbong promete nuevos proyectos de autopistas o energías renovables como los molinos de viento de la bahía de Bangui, los economistas recuerdan el enorme déficit estatal con que su padre llevó el país a la quiebra. Frente a las dudas sobre la capacidad gestora de Bongbong Marcos, quien fue incapaz de terminar sus estudios de Economía en Oxford y Wharton y ha sido condenado por evasión fiscal, la abogada Leni Robredo encabeza desde hace tres años la clasificación de eficacia y honestidad elaborada por la Comisión de Auditorías.

Haciendo oídos sordos a todas estas críticas, Bongbong Marcos se limitó a llamar a la «unidad» en su multitudinario cierre de campaña. Con tantas actuaciones musicales como discursos de sus aliados y un espectáculo de fuegos artificiales y drones, montó un auténtico fiestón que hizo las delicias de sus seguidores.

Cientos de miles de personas, hasta un millón según la organización, acudieron el sábado por la noche al mitin de fin de campaña de Bongbong Marcos, hijo del dictador depuesto en 1986 y favorito a las elecciones de Filipinas. Pablo M. Díez

Como bien demuestra la cultura 'pinoy' de Filipinas, donde gusta tanto cantar que funcionan karaokes hasta en los funerales, no hay nada que no se pueda arreglar con una buena fiesta. Ni siquiera dos décadas de una de las dictaduras más cruentas y cleptócratas de la historia, la de Ferdinand Marcos. Ajenos a tan traumático pasado, los adolescentes bailaron como locos durante toda la noche y muchos se marcharon después de las actuaciones musicales, justo cuando empezaba el discurso de Bongbong.

«Es la persona más inteligente y digna de confianza», aseguraba Boots Saturno, ama de casa de 53 años . Nacida en Basilan, una convulsa zona de guerrillas musulmanas en Mindanao, recordaba que «la Ley Marcial fue la mejor época de nuestras vidas porque teníamos mucha seguridad y nos daban gratis pan, arroz y cultura gracias a Imelda Marcos». Aunque no apoya la guerra sucia contra las drogas del presidente Duterte, que ha dejado entre 7.000 y 12.000 muertos durante los seis últimos años, cree que es «el mejor dirigente de Filipinas, cerca de Ferdinand Marcos», y apoya a su hija Sara como vicepresidenta de Bongbong.

Con el 'águila' Sara Duterte procedente de la sureña isla musulmana de Mindanao y el 'tigre' Bongbong Marcos viniendo del 'Sólido Norte' católico de Ilocos, ambos prometen «unidad» para Filipinas y acabar con la división que, en su opinión, han traído los gobiernos progresistas de Corazón Aquino entre 1986 y 1992 y su hijo, Noynoy, entre 2010 y 2016 . Su ineficacia para acabar con las graves desigualdades sociales y la delincuencia que sufre Filipinas, donde millones de personas siguen malviviendo en los arrabales más miserables del mundo pese a la reducción de la pobreza en los últimos años, ha traído este sorprendente auge de los Marcos.

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