ABC en Wuhan
Estruendoso minuto de silencio por las víctimas del coronavirus en China
Emocionante jornada de luto nacional en Wuhan, epicentro de la epidemia, coincidiendo con el Día de los Difuntos en este país, en el que las familias no pueden visitar los cementerios para evitar rebrotes
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Con la misma fuerza con que estalló el coronavirus en Wuhan en enero, este sábado ha explotado el dolor por los más de 3.300 fallecidos que dejó la epidemia, que ya se considera controlada. Lo ha hecho a la china, con emoción contenida y las banderas a media asta, en una jornada de luto nacional coincidiendo con el Festival de Qingming, el Día de los Difuntos en este país. A las diez de la mañana (cuatro de la madrugada, hora peninsular española), se han guardado tres estruendosos minutos de silencio en los que todo el mundo se ha parado donde estaba y han sonado las bocinas de los coches y las sirenas de los barcos y trenes para honrar a los caídos por la enfermedad Covid-19.
En un momento que se quedará para la Historia, y para nuestra memoria emocional, el homenaje ha sido sobrecogedor en Wuhan , «zona cero» de la epidemia donde se registraron 50.000 de los 83.000 contagiados y 2.500 víctimas mortales. Y más aún bajo su Hospital Central, donde prestaba servicio el difunto doctor Li Wenliang, el oftalmólogo que alertó en diciembre de la aparición de una nueva neumonía parecida al SARS y fue silenciado por la Policía. Fallecido a los 34 años víctima del coronavirus, que contrajo cuando practicaba una operación de cataratas, es uno de los 14 mártires que el Gobierno ha declarado para recordar a todos aquellos médicos, trabajadores sociales y policías que sacrificaron su vida luchando contra la enfermedad.
Pero en China y en el resto del mundo no se olvida que fue la represión del autoritario régimen del Partido Comunista la que enterró su aviso e intentó ocultar la epidemia al principio, perdiéndose un tiempo precioso que habría cambiado el destino de la catástrofe que nos asuela. Por esta ucronía que nos carcome, resulta irónico ver con rostro afligido, y a alguno hasta intentando contener las lágrimas, a los agentes de la misma Policía que, en lugar de escuchar a Li Wenliang, le obligaron a retractarse de sus «rumores que alteraban seriamente el orden social». Más allá de este ajuste de cuentas del destino, y con los ojos limpios que deja el llanto, nos quedamos con la emoción de otros gestos. Como los ramos de flores con dedicatorias que algunos desconocidos depositan a las puertas del Hospital Central, que son retirados inmediatamente al interior para que no formen otro altar en memoria de Li Wenliang, y las cabezas inclinadas ante los hospitales en señal de respeto.
«Le honramos no porque fuera un héroe, sino una persona normal que cumplió con su deber» , nos cuenta Cai Jie, un voluntario venido de Pekín, a las puertas de otra sede del Hospital Central de Wuhan, donde cree que nació en 1956 pero ya no quedan registros para comprobarlo. Desde finales de enero, cuando la ciudad y el resto de la provincia de Hubei fueron cerrados para impedir la propagación de la epidemia, lleva trabajando en la limpieza de los sistemas de ventilación de los hospitales. Una tarea fundamental para erradicar el coronavirus y que no haya rebrotes, ahora que las autoridades cantan victoria sobre la epidemia y se proponen recuperar la normalidad para reactivar la economía, hundida tras dos meses de parálisis total.
Aunque son pocos los chinos que se creen las cifras oficiales de infectados y fallecidos, que sospechan mayores, hoy es Qingming y es día de honrar a los muertos . Pero las familias de Wuhan, muchas de las cuales acaban de recibir las cenizas de las víctimas del coronavirus tras levantarse su confinamiento, no pueden acudir a los cementerios a cumplir la tradición de “barrer las tumbas” para evitar aglomeraciones y la posibilidad de un nuevo estallido. Dos meses y medio después de aquel 23 de enero, el día que Wuhan fue cerrado y el mundo cambió para siempre, lo que ha explotado hoy aquí es el dolor. Pero a la china: con emoción contenida y un silencioso estruendoso.
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