El español condenado a muerte en Tailandia por asesinato pierde su última apelación

Segarra puede solicitar a la Casa Real de Tailandia un perdón real para conmutar la pena capital por la cadena perpetua antes del 20 de enero

Artur Segarra, el español condenado a pena de muerte en Tailandia EFE

ABC/EFE

A pesar de sostener desde el primer día de juicio su inocencia, el español Artur Segarra fue condenado a muerte por el asesinato en 2016 de su compañero David Bernat en Bangkok. Se presentaron 13 cargos en su contra, entre ellos el de asesinato premeditado, secuestro, tortura y robo, de los cuales ninguno aceptó e incluso, negó ser la persona que aparecía en las imágenes junto a Bernat y aseguró que la noche del 19 de enero regresó solo a su apartamento. Sin embargo, testigos afirmaron haberlos vistos juntos en uno de los barrios rojos de la ciudad tailandesa y regresar en la madrugada en moto al apartamento donde vivía.

Durante siete días, el catalán Segarra mantuvo secuestrado a Bernat en un piso que tenía alquilado en la ciudad, allí lo descuartizó y arrojó sus restos en el río Chao Phraya, que atraviesa la capital. Las autoridades hallaron rastros de sangre e identificaron el piso como el lugar del crimen. Los primeros restos del cadáver descuartizado de Bernat fueron encontrados el 30 de enero y seis días después la Policía identificó a Segarra como el principal sospechoso. Tras ser reconocido en un restaurante de la provincia de Surin (este), huyó a Camboya donde fue detenido dos días después y entregado a las autoridades tailandesas el 8 de febrero de 2016.

Segarra, único acusado, fue sentenciado a pena de muerte en última instancia por el Tribunal Supremo de Tailandia tras ser encontrado culpable del crimen . El magistrado rechazó la ultima apelación de la que disponía Segarra al considerar válidas las pruebas sobre el crimen presentadas por la Policía, lo que deja en firme la sentencia de abril de 2017.

«No es una sorpresa, no ha sido un juicio justo», recriminó el español ante la falta de testigos directos del asesinato. Sin embargo, el tribunal aceptó como buenas las imágenes captadas por cámaras de seguridad o las pruebas de ADN presentadas por la Policía. Según apuntó el juez, Segarra cometió el asesinato de manera premeditada con la intención de robar el dinero a la víctima.

Artur Segarra, tras ser entregado a Tailandia por las autoridades de Camboya AFP

En una carta enviada a Efe, Segarra apuntó hacia su excompañera sentimental, la tailandesa Pritsana Saen-ubon, como la responsable del crimen en connivencia de la Policía, a la que acusó de «manipular» parte de las pruebas presentadas en su contra. Se aferra a la huella dactilar atribuida a Pridsana que la Policía recogió en el interior de una bolsa donde se encontró parte del cadáver descuartizado, un detalle que se encuentra en las pesquisas policiales a las que ha tenido acceso Efe.

La Policía también presentó recibos de compra realizadas por el acusado que, según las autoridades, certifican la planificación del crimen, así como movimientos bancarios entre la cuenta de la víctima y el verdugo.

El sentenciado puede ahora solicitar a la Casa Real de Tailandia un perdón real para conmutar la pena capital por la cadena perpetua y, una vez cumpla al menos años de condena, pedir la extradición a una cárcel de España. El abogado defensor confirmó a Efe que tiene hasta el 20 de enero para presentar la solicitud de perdón. Segarra, por su parte, confirmó que solicitarán la medida de gracia y que en el futuro pedirá el traslado a una prisión española.

Un tribunal de apelación mantuvo, en julio de 2018, la pena capital para Segarra al encontrar «infundadas» las alegaciones del convicto y de nuevo consideró válidas las pruebas y testimonios recabados por la Policía. Este miércoles, el Tribunal Supremo de Tailandia dejó en firme la condena a muerte para el español.

Estafador en España

Artur Segarra, un tipo agraciado, era una estafador que lograba encandilar a sus víctimas casi siempre ancianos. Creó la trama más compleja de estafadores que han visto hasta la fecha los Mossos d'Esquadra, pero cuando la desarticularon, Segarra ya estaba en Tailandia. Al cabo de pocos meses, mientras se intentaba lograr su arresto a través de una orden internacional, se supo que las autoridades tailandesas tenían otros planes para él: juzgarlo por asesinar y descuartizar a David Bernat, un consultor leridano natural de L'Albi (Garrigues).

A Segarra, nacido en Terrassa, no se le conocen estudios superiores. De joven fue de los Boixos Nois , seguidor radical del Barça, donde se fogueó con pequeños delitos para comenzar a tejer planes que le hicieron ganar mucho más dinero. Montó empresas que puso a nombre de su madre, enferma de alzhéimer, y empleó en una de estas -una inmobiliaria- a Gabriela, una mujer humilde de origen rumano de quien se enamoró y a quien convirtió en la madre de sus hijos.

Artur Segarra llega a la Corte Penal de Bangkok EFE

Se especializaron en detectar ancianos con posesiones que anduvieran mal de dinero. Segarra los liaba ofreciéndoles un préstamo que podrían devolver tranquilamente. El abogado dirigía la operación y el notario la compulsaba. La trampa es que lo que la víctima terminaba firmando no era un préstamo, era un contrato de venta de su domicilio . «Hemos hablado con personas que no sabían que la casa donde vivían ya no era su casa», explican fuentes policiales.

El golpe más grande lo dieron contra un banco. Convencieron a la entidad de que una de sus empresas (otra tapadera) necesitaba efectivo para una montaña de gastos que urgía liquidar. Recibieron el dinero, una suma considerable, y no lo devolvieron. Tras esta estafa, Segarra se fue a Tailandia.

Los Mossos d’Esquadra, tras meses de investigación, activaron la operación ‘Cocoon’ y arrestaron a todos los integrantes del grupo menos a él. A todas sus víctimas les había dado nombres falsos, pero le identificaron porque luce un tatuaje inconfundible de la Sagrada Familia, que asoma por su cuello y que lo relaciona con un pasado ultraderechista. También lo delataba su estilo, el de un tipo afable y de verborrea seductora. En Tailandia vestía a menudo camisetas del Barça.

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