Encuentro inédito en Israel para crear un frente contra Irán

La cumbre reunió a los cancilleres de EE.UU., Israel y cuatro países árabes moderados

Los asistentes a la cumbre, tras la foto de familia ÃFP

Francisco de Andrés

En una brillante gestión, que los analistas atribuyen al genio diplomático del secretario de Estado Antony Blinken , la Casa Blanca logró reunir ayer en el sur de Israel a los ministros de Exteriores de cuatro países árabes para acercar posiciones entre el Estado hebreo y el islam moderado, en un momento especialmente crucial para la geopolítica por la guerra de Ucrania. El encuentro en Sde Boker, en el desierto del Neguev, reunió junto al secretario de Estado norteamericano y el anfitrión, el canciller israelí Lapid, a los ministros de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Egipto. Los tres primeros sellaron la paz con Israel en el transcurso de los dos últimos años. Egipto la alcanzó en 1979, aunque desde entonces ha habido muchos altibajos, y en la actualidad las relaciones viven uno de sus momentos más bajos.

Para demostrar que la situación en Oriente Próximo dista de estar encauzada, horas antes de la apertura de la cumbre dos terroristas árabes mataron a dos policías israelíes en un kibuz del Neguev, antes de ser abatidos por las fuerzas de seguridad. El atentado fue reivindicado por Estado Islámico.

El enemigo formidable para Israel es, no obstante, Irán y no Daesh. Eso explica que al término de la cumbre entre los seis cancilleres Tel Aviv anunciase a bombo y platillo la obtención de un frente unido ‘árabe-israelí’ contra el enemigo persa, al término de un encuentro sin duda histórico por su novedad. Tanto el ministro israelí como sus colegas árabes expresaron su determinación a repetir cada año el encuentro de ayer en el desierto de Israel, «siempre que se produzcan avances en las negociaciones entre israelíes y palestinos».

Los cuatro países árabes presentes en el foro acudieron para dar un impulso a las eternas negociaciones que supuestamente buscan crear un nuevo Estado árabe en la región. El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás , que no estuvo invitado a la cumbre, elevó tono al acusar a la Casa Blanca de «doble rasero» en la escena internacional. «Condenan –dijo Abás– los crímenes de los rusos contra el pueblo ucraniano, pero no los de Israel contra el pueblo palestino».

Con diversos matices, los ministros de Egipto, Marruecos y Emiratos insistieron al término de la jornada de cumbre en que vincularán todo respaldo a Israel en el pulso con Irán a que Tel Aviv reanude las negociaciones con Abás, y avance en el objetivo de creación de un Estado palestino «respetuoso con las preocupaciones de seguridad del Estado hebreo». La gran ausente de la cumbre, Arabia Saudí , la potencia árabe del Golfo, sigue sin reconocer a Israel y es por tanto ajena a sus esfuerzos por constituir un frente anti-iraní, aunque les una la rivalidad frente a Teherán.

La cita de ayer en el Neguev tenía además otro aliciente: expresar la ansiedad israelí ante los esfuerzos de la Administración Biden por hacer revivir e l acuerdo internacional con Irán de 2015 , del que se salió de modo unilateral el presidente Trump en 2018 y que Irán considera por esa razón extinto.

La Casa Blanca está dispuesta a levantar sanciones a Irán si el régimen de los ayatolás vuelve a negociar un compromiso para no desarrollar el arma nuclear. «Estados Unidos está comprometido a que Irán nunca tenga la bomba atómica», dijo al término del encuentro Biden para subrayar el objetivo de las negociaciones en curso con Teherán. Israel cree en la palabra de la Administración norteamericana, pero al mismo tiempo teme que una de las recompensas que ofrezca Washington a Irán por volver al acuerdo sea la salida de la Guardia Revolucionaria iraní de la lista negra de organizaciones terroristas. Según Tel Aviv, ese paso daría alas a la cooperación de ese ejército de élite jomeinista con los grupos terroristas anti-israelíes que operan en Siria, Líbano y Gaza contra objetivos judíos.

Estados Unidos vino también a la cumbre del Neguev para tratar de arrancar, sin éxito, una declaración contra Rusia por parte de los países de la región. Tanto Israel como los países árabes mantienen una buena relación con Moscú –para algunos es una alternativa si EE.UU. sigue sacando tropas de Oriente Próximo– y miden sus palabras a la hora de calificar a Putin por la invasión de Ucrania.

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