Trump amenaza con la intervención del Ejército si no cesan las protestas
La oleada de disturbios raciales ha provocado al menos seis muertos y más de 4.000 detenidos, y empuja a los Estados Unidos hacia el abismo
La ola de protestas raciales por la muerte de un hombre negro bajo custodia policial se ha convertido en un insólito estallido violento que recorre todo Estados Unidos, de norte a sur y de costa a costa, justo durante el estertor de una pandemia de coronavirus que ha provocado al menos 100.000 muertos y 40 millones de parados en todo el país, y a apenas cinco meses de unas reñidas elecciones en las que Donald Trump se juega la presidencia.
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Trump emergió este lunes cuando caía el toque de queda en Washington, al filo de las 19.00, para proclamarse «presidente de la ley y el orden» . Justo en ese momento, los antidisturbios desalojaban las calles aledañas a la Casa Blanca. Con disparos de los cañones de pelotas de goma y gas lacrimógeno perceptibles de fondo, el presidente se dirigió a la nación desde el patio de su residencia para anunciar que ha ordenado la movilización en la capital de «miles y miles de soldados fuertemente armados para poner fin a los disturbios, los saqueos, el vandalismo, las agresiones y los destrozos».
Tras su breve discurso, Trump demostró el por qué del desalojo masivo. Él; su hija y yerno, y algunos miembros de su Gobierno caminaron hasta la iglesia de San Juan , unos minutos antes rodeada de manifestantes, para visitarla tras el incendio de su sacristía ayer. En ese pequeño templo, a escasos metros de la Casa Blanca, han rezado todos los presidentes desde principios del siglo XIX, incluido el propio Trump. Ante las escaleras de la iglesia, el presidente alzó un brazo con una Biblia en la mano.
El discurso y el paseo de Trump fueron una demostración clara de fuerza, después de quedar encerrado en la Casa Blanca durante tres días, rodeado de disturbios, fuegos y saqueos. El viernes el Servicio Secreto le llegó a bajar a él y a su familia al búnker que no se empleaba desde los años de George W. Bush y los atentados terroristas del 11-S.
Urgente. Acaban de desalojar las calles en torno a la Casa Blanca. Gas lacrimógeno, pelotas de goma y antidisturbios. Este es el momento. En 15 minutos, toque de queda. pic.twitter.com/p6tiZpuTcq
— David Alandete (@alandete) June 1, 2020
Ayer se cumplió una semana desde la muerte bajo arresto de George Floyd, sospechoso de haber pagado en un comercio de Mineápolis con un billete de 20 dólares falso. Un policía, ya bajo arresto, le hincó la rodilla en el cuello durante casi nueve minutos, mientras este suplicaba, repetidamente: « No puedo respirar ». Esas tres palabras se han convertido en el grito de guerra de estas protestas, que al caer la noche se vuelven violentas.
Vandalismo como el de estos días no se veía ni en Washington ni en el resto del país desde los disturbios raciales provocados por el asesinato del reverendo Martin Luther King en 1968 . Hubo, en años recientes, protestas por otras muertes de personas negras a manos de agentes de policía blancos, sobre todo las de Michael Brown en Ferguson en 2014 y Freddie Gray en Baltimore en 2015. Ninguna, sin embargo, estalló con la fuerza y violencia de ahora. Todas estas fueron, también, antes de que Trump ingresara en la Casa Blanca.
Trump, fiel a su carácter, no había renunciado durante los últimos días a sus provocaciones. Comenzó la semana pasada calmando ánimos, lamentando la «trágica» muerte de Floyd y prometiendo «justicia». Después, en un mensaje publicado en Twitter, amenazó con duras represalias rescatando una antigua frase de tintes racistas, proferida por un jefe de policía de Miami en 1967: «Cuando comiencen los saqueos, comenzarán los disparos ». La red social etiquetó esos mensajes después por «glorificar la violencia», y el presidente respondió que no conocía la procedencia de la frase.
....These THUGS are dishonoring the memory of George Floyd, and I won’t let that happen. Just spoke to Governor Tim Walz and told him that the Military is with him all the way. Any difficulty and we will assume control but, when the looting starts, the shooting starts. Thank you!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) May 29, 2020
En una tensa videollamada mantenida ayer con los gobernadores de los estados afectados, muchos de ellos demócratas, el presidente les acusó de débiles. A los manifestantes les calificó de «terroristas», del movimiento de izquierda radical y violenta «antifa». «Si no les domináis, se van a hacer con vosotros, vais a parecer una panda de idiotas», añadió. « La mayoría sois débiles . Tenéis que arrestar a más gente, debéis seguirlos, debéis encerrarlos por 10 años, y esto ya no volverá a pasar, ya veréis. Lo estamos haciendo aquí en Washington».
En los disturbios habían muerto a fecha de ayer al menos seis personas, unas 4.000 habían sido detenidas y al menos 45 millones durmieron ayer bajo toque de queda. La Guardia Nacional, una fuerza militar compuesta de reservistas, estaba desplegada en la mitad de estados, y Trump instó a los gobernadores, que son quienes la activan, a pedir refuerzos al Pentágono de forma inmediata.
Cálculo electoral
El cálculo del presidente parece ser, ante todo, electoral. Su equipo sabe que en 1972, tras los disturbios posteriores a la muerte de Luther King, Richard Nixon arrasó en las elecciones, con un rotundo éxito de una campaña cimentada en el eslogan «Nixon, ahora más que nunca». Este fin de semana, Trump prometió «ley y orden», y acusó a los demócratas de justificar la violencia .
Mientras arden Nueva York, Filadelfia, Miami, Los Ángeles, Washington y decenas de ciudades más, el predecesor de Trump en la Casa Blanca, Barack Obama , pidió que «toda esta rabia justificada se canalice en acciones pacíficas, sostenidas y efectivas, para que este momento sea un punto de inflexión en el largo viaje de este país hacia sus más elevados ideales».