Trump declarará el estado de emergencia y aprobará ayudas económicas por el coronavirus

La Casa Blanca dedicará fondos públicos a contener la infección en estados y ciudades

Sólo 10.000 estadounidenses han sido sometidos a la prueba de diagnóstico

Coronavirus en directo

Donald Trump en su discurso del miércoles Afp | Vídeo: ¿Qué países han declarado el estado de alarma por el coronavirus? (EP)
David Alandete

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El presidente de Estados Unidos planea declarar el estado de emergencia por el avance del coronavirus en una conferencia de prensa que prevé dar esta tarde en la Casa Blanca, según han revelado fuentes de la administración norteamericana a las agencias informativas. Donald Trump activará una ley de emergencias nacionales que le permite derivar fondos públicos a los servicios sanitarios de los estados y las ciudades para que puedan efectuar pruebas de diagnóstico y tratar a los pacientes. Según la Casa Blanca, las ayudas serán de miles de millones.

La crisis del coronavirus ha paralizado la vida política de EE.UU. en un año de elecciones y se ha convertido en la mayor crisis a la que se ha enfrentado Donald Trump justo a ocho meses de jugarse su reelección. El miércoles, el presidente intentó calmar a la ciudadanía y, sobre todo, a los mercados, con un mensaje a la nación televisado en directo desde el Despacho Oval, algo reservado a las crisis más graves en la historia del país. El resultado fue el contrario del deseado, y al día siguiente las bolsas sufrieron la peor caída desde 1987.

El mensaje de Trump estuvo plagado de errores que la Casa Blanca hubo de corregir momentos después de que este acabara. El presidente dijo que el cierre de frontera afectaba a toda Europa, pero en realidad está vigente sólo con 26 países del espacio Schengen y además cuenta con excepciones como los nacionalizados o residentes permanentes en EE.UU. y sus familiares. Trump se equivocó al decir que se cerraba el acceso de bienes comerciales, algo que hubiera dañado al comercio. Y también erró al afirmar que las aseguradoras habían eliminado los copagos de tratamiento a infectados por el virus.

Trump no quiere hacerse la prueba porque asegura que no tiene síntomas, a pesar de que el fin de semana pasada estuvo en su residencia de Mar-a-Lago en Florida con el equipo del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, en el que hay al menos un infectado, el responsable de comunicaciones Fábio Wajngarten. Varios medios han afirmado este viernes que el propio Bolsonaro ha dado positivo pero su equipo lo ha negado tajantemente después.

Lo cierto es que Trump tomó medidas pronto y el 31 de enero impidió la entrada a EE.UU. de viajeros llegados de China , un veto ampliado luego a Irán, Corea del Sur, Italia y el resto del espacio Schengen. Pero desde un primer momento, el presidente norteamericano quiso demostrar optimismo, afirmó que la infección estaba bajo control y auguró que los casos irían descendiendo poco a poco. En un momento llegó a referirse a la crisis como «una farsa», aunque matizó después que se refería a la politización que los demócratas han hecho de ella.

En un país con una sanidad privada, las pruebas están siendo escasas, según denuncian pacientes y las autoridades de ciudades y estados afectados. De momento, de una población de 329 millones de personas, apenas 10.000 han sido sometidas a las pruebas . Unas 1.200 han dado positivo, y 36 han fallecido. Trump, que ha dado ya dos ruedas de prensa en la Casa Blanca para hablar del coronavirus, dijo en la última que «quien quiera que se le haga la prueba puede hacerlo».

Según admitió el director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas, Anthony Fauci, en una comparecencia en el Capitolio el jueves, «el sistema no está preparado para lo que se necesita en este momento. Y eso es un fracaso , hay que admitirlo». Según Fauci, «las cosas se van a poner peor».

El presidente ha cancelado sus actos de campaña, como han hecho sus dos principies rivales en las elecciones, los demócratas Bernie Sanders y Joe Biden. Durante sus conversaciones con los medios, Trump ha culpado de la falta de preparación y la carencia del material necesario para hacer las pruebas a recortes aprobados durante el Gobierno del demócrata Barack Obama (2009-2017), del que Biden era vicepresidente.

En EE.UU. comienzan a darse este viernes las prohibiciones que a Europa han ido llegando a lo lago de la semana: centros de mayores en aislamiento, clases canceladas, oficinas con personal de emergencia y un aumento del teletrabajo. En los supermercados de la capital, como en los de muchos otros puntos del país, desaparecen con rapidez el papel higiénico y alimentos básicos como la pasta o las legumbres. Hace semanas que escasean los desinfectantes de manos y el alcohol.

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