China presiona a Francia para que anule una venta de armas a Taiwán
En respuesta, el Ministerio francés de Asuntos Exteriores ha pedido a Pekín que se «concentre» en la lucha contra el COVID-19
COVID-19 y competencia en el mercado mundial de armamentos siguen pudriendo a fuego lento las relaciones entre Francia y China , a pesar de la gesticulación orquestada por Emmanuel Macron y Xi Jinping.
Con el verbo sibilino propio de las grandes burocracias ideológicas, el ministerio chino de Asuntos Exteriores ha «exhortado» a Francia a «anular» un contrato de armamentos con Taïwan que pudiera «perjudicar a las relaciones chino francesas».
Con la claridad elíptica que suele usarse en los medios diplomáticos, cuando se desea «poner las cosas en su sitio», el Ministerio francés de Asuntos Exteriores ha pedido a Pekín que se «concentre» en la lucha contra el COVID-19. Manera amable de decir: «Dejen de templar gaitas que chirrían».
Se trata de un penúltimo «incidente» de un conflicto que tiene treinta años de historia .
Por unas fragatas
En 1991, Francia vendió a la marina de Taiwan seis fragatas llamadas a convertirse en un escándalo de Estado. Se sospecha que un primer ministro y varios ministros franceses pudieron cobrar comisiones millonarias.
Veintinueve años más tarde, Taïwan hizo saber a primeros del mes de abril pasado, que deseaba «modernizar» aquellas fragatas , para dotarlas de nuevas tecnologías anti misiles que Pekín considera potencialmente inquietantes. De ahí la advertencia china: «Nada de nuevos contratos».
Lacónica, la diplomacia francesa se limita a recordar que París « cumplirá con sus compromisos y contratos». Los contratos de venta de fragatas en 1991 son un secreto de Estado. No está claro que Francia esté o no comprometida con la «modernización» de las fragatas vendidas hace tantos años. Aunque pudiera tratarse de un mercado tentador.
Tras el muy contenido «rifirafe» franco-chino , París y Pekín se tiran a la cara medias palabras intentando neutralizarse.
Un temible rival
China intenta neutralizar a un temible rival en el mercado mundial del armamento. Según el SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), referencia canónica en el terreno del análisis del control de armamentos, Francia sigue siendo el tercer exportador mundial (tras los EE. UU. Y Rusia), seguido de Alemania y China, en un «modesto» quinto lugar.
Por su parte, Francia recuerda a Pekín su inquietante posición como potencial primer «exportador» mundial del COVID-19.
Hace apenas un mes, Emmanuel Macron y el presidente chino, Xi Jinping, presumían de la «excelencia» de las relaciones bilaterales, convocando al alimón una reunión excepcional del G-20. En la mejor tradición diplomática «realista», la publicidad audiovisual que no consigue ocultar la realidad del forcejeo entre dos Estados, que de Gaulle calificaba de «monstruos fríos».
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