China acusa a la OTAN de tener «las manos manchadas de sangre»
El gigante asiático ataca a la organización militar después tras ser calificado de «desafío sistémico»
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Yanhui, cincuentona propietaria de un restaurante en el centro de Pekín, ha caído rendida. «Qué guapo es, se parece a Alain Delon», musita mientras una uña postiza acaricia en la pantalla del teléfono móvil las facciones de Pedro Sánchez. La cumbre de la OTAN celebrada estos días ha focalizado la atención china en España, pero no todos los descubrimientos han resultado agradables. La alianza militar desveló ayer un nuevo documento estratégico que por primera vez califica al gigante asiático de «desafío sistémico» que pone en peligro «intereses, seguridad y valores».
En la otra punta de Eurasia, el espejo arroja una imagen muy distinta. «China defiende la paz mundial, el desarrollo global y el orden internacional. (...) Nunca ha invadido otros países, nunca ha empezado guerras subsidiarias ni ha llevado a cabo bloqueos militares», ha asegurado hoy el portavoz Zhao Lijian durante la rueda de prensa diaria del ministerio de Exteriores. Por ello, el país «rechaza la confrontación y el antagonismo», caracterizados como un retorno a la «mentalidad de la Guerra Fría».
El representante gubernamental ha ido más allá, acusando a la OTAN de «ignorar los hechos y confundir mal por bien» pues, a ojos de China, es la propia organización quien «representa el auténtico desafío sistémico para la estabilidad mundial». «Esta dice ser regional y defensiva, pero ha llevado a cabo avances en nuevas áreas y terrenos, empezando guerras y matando civiles inocentes. La OTAN tiene las manos manchadas de sangre», ha sentenciado Zhao.
«Ahora está tratando de extender sus tentáculos hacia Asia-Pacífico. Cualquier intento por dañar la paz y la estabilidad de la región afrontará la oposición común del pueblo chino y otros países », ha continuado. La cumbre, en efecto, había hecho patente una inclinación hacia dichas latitudes al cursar una invitación sin precedentes a los líderes de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda; cuatro actores preponderantes en la región y muy próximos a Estados Unidos. En su alocución, el portavoz de Exteriores ha mencionado a sus vecinos más próximos, a quienes ha llamado a «avanzar en las relaciones bilaterales y el compromiso con la paz y la estabilidad de Asia».
Las intervenciones de aquellos en Madrid han sonado menos cordiales. «Una nueva estructura de conflictos y competición está tomando forma; también hay un movimiento que niega los valores universales que hemos estado protegiendo», expuso el presidente surcoreano Yoon Suk-yeol en palabras filtradas por su equipo a la agencia ‘Reuters’. El primer ministro nipón Fumio Kishida, por su parte, reitera por doquier una idea central de su política exterior: «El este de Asia es la Ucrania del mañana», augurio que la OTAN espera haber conjurado a tiempo.
Múltiples frentes
Los vaticinios más agoreros apuntan a Taiwán , democracia independiente de facto que China considera una provincia rebelde para cuya «recuperación» nunca ha renunciado a emplear la fuerza. El documento de la alianza alerta de que el régimen «emplea una amplia variedad de herramientas políticas, económicas y militares para incrementar su presencia global y proyectar poder, y a la vez mantener la opacidad sobre su estrategia, intenciones y acumulación militar».
Preocupa también «la profundización de la asociación estratégica entre la República Popular China y la Federación Rusa y sus intentos retroalimentados de socavar las normas en las que se basa el orden internacional». China se ha negado en todo momento a criticar a Rusia por la invasión de Ucrania , un conflicto militar del que culpabiliza, precisamente, a la OTAN.
En la oposición a China subyace también una dimensión económica. En días previos a la cumbre de Madrid, el G7 anunció la creación de un fondo de 600.000 millones de dólares (577.000 millones de euros) destinados a financiar proyectos de infraestructura en países en vías de desarrollo, un plan que representa una reacción a la Nueva Ruta de la Seda anunciada por China en 2013 y dotada de 1 billón de dólares (960.000 millones de euros).
El texto de la OTAN dejaba espacio a departir con el gigante asiático en pos de un «compromiso constructivo». « China seguirá con atención el desarrollo de los acontecimientos y no permanecerá impasible ante cuestiones que puedan resultar dañinas», ha terciado el país por boca de su portavoz.
Todos estos movimientos reflejan una potencia emergente cada vez más alejada de la comunidad internacional. Un informe publicado ayer por el Pew Research Center evidencia que la opinión pública de diecinueve países desarrollados –España entre ellos– se ha vuelto más negativa en los últimos años, hasta alcanzar cotas máximas en 2022 para una mayoría de ellos.
«Fuerzas contrarias a China han fabricado mentiras y rumores, incluyendo esta información, que engaña a la gente en lugar de formar juicios justos a partir de los hechos. Los medios de comunicación desempeñan un papel en este proceso», ha apuntado Zhao a pregunta de ABC. «Desde su fundación, la República Popular ha alcanzado logros notables en materia de derechos humanos. Esto no puede ser negado por espectadores neutrales», ha añadido. Una prueba de objetividad que, en opinión de Yanhui, también puede aplicarse al gallardo rostro del presidente español.
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