Carmen de Carlos - EN EJE

La humanidad de Cuba

Cuba, donde la tortura es vida y la vida miseria y muerte, ha logrado mantenerse en el CDH de la ONU 18 años

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La vida iba tan rápida antes del Covid que a veces -o demasiadas veces- olvidábamos detenernos y prestar atención a lo que sucedía a nuestro alrededor. Había dictaduras, como las de los hermanos Castro que, salvo que hicieran algo sangrientamente diferente, las considerábamos un caso perdido y no les hacíamos demasiado caso. Son esos países que colocábamos en el cesto de los irrecuperables soñando con un milagro, la muerte del dictador o la metamorfosis de esa izquierda pseudo progre que seguía -y sigue- defendiendo para otros lo que no quiere para sí misma.

Cuba, cerebro de buena parte de los autoritarismos latinoamericanos de este siglo, con los años logró, sin generar demasiado ruido, colarse en espacios ajenos a su naturaleza. Tan lejos llegó que entró, en el 2007, en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas. Parece un chiste de humor negro pero no lo es. Cuba, donde la tortura es vida y la vida miseria y muerte, ha logrado mantenerse todo este tiempo en el CDH, sin que se arme una revolución. Pero esto, se ha terminado. El Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) denunció que el régimen busca otra reelección y de lograrlo, podría completar en el organismo, «18 de los 20 años de vida» de esa institución. Explicar por qué Cuba no debería haber estado nunca en el CDH, a estas alturas, resulta ridículo. Lo importante es que está y si la comunidad internacional no lo evita, seguirá dentro.

Entre los que intentan impedirlo, es decir que la vieja normalidad sea también la nueva, destacan la ex presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, el ex vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, la ex ministra Graciela Fernández Meijide, (madre de Pablo, un desaparecido más de las Juntas Militares argentinas); la chilena y ex ministra de Educación Mariana Aylwin y la exsenadora Norma Morandini, a la que la dictadura argentina le arrebató a Néstor y a Cristina, sus dos hermanos desaparecidos. Ellos, con otros, suscribieron un documento para evitar que se perpetúe en el CDH un país donde la libertad no existe, los derechos están torcidos y son cualquier cosa, menos humanos.

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