Cárceles en polideportivos de Turquía para los miles de sospechosos

Erdogan considerará la petición «popular» de reintroducir la pena de muerte

Un soldado, presunto golpista, es agredido por seguidores de Erdogan en Estambul AFP

JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ

Las autoridades turcas están aplicándose a fondo para detectar y detener a toda aquella persona que ha tenido relación con el fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio . Pero a medida que el número de arrestados se convierte en miles, el Gobierno turco, además, está teniendo problemas para encontrar espacios en los que poder retenerlos.

Algunos medios locales han informado de que incluso se están utilizando pabellones deportivos. Es el caso de las instalaciones de la federación de vóley de Ankara. Aunque no son estas las únicas localizaciones inusuales a las que la policía se ha visto obligado a recurrir. Al parecer los agentes están utilizando cuarteles, dependencias de la policía o los propios juzgados para poder hacer frente a esta situación extraordinaria.

Durante los últimos días han circulado numerosas fotografías por las redes sociales de diversos grupos de detenidos. En ellas se podía ver a decenas de personas maniatadas y semidesnudas tendidas en el suelo. Una de estas instantáneas mostraba a varios militares rebeldes sentados de cara a una fotografía del presidente Erdogan.

El primer ministro, Binali Yildirim , señaló que la cifra total de detenidos ya asciende a 7.543 , una cifra tan alta que explica la improvisación con los centros de detención. No ocurre así con los oficiales de más alto rango detenidos, que son inmediatamente trasladados a la capital, Ankara, para ser interrogados sobre su participación en el golpe.

Imágenes de las condiciones en las que se encuentran estos detenidos también se han filtrado. En uno de ellos se muestra a un grupo de altos cargos militares presentándose ante la cámara con sus nombres y puestos dentro del ejército. Entre ellos se encontraba el ex comandante general de las Fuerzas Aéreas turcas, Akin Oztürk, a quien el Gobierno considera una de los máximos responsables del golpe. De acuerdo con la información de la agencia semipública Anadolu, Oztürk, confesó ayer haber participado en la sublevación.

Turquía ya afrontaba un problema de superpoblación en sus 361 prisiones antes de que estallara el fallido golpe de Estado. De hecho, cifras del Ministerio de Justicia del pasado mes de marzo apuntaban a que la capacidad de la red penitenciaria turca es de 179.883 reclusos, mientras que en ese momento había 184.494 personas encarceladas. Así pues, las autoridades turcas afrontan un nuevo reto con los miles de nuevos detenidos que ha dejado el intento de golpe de Estado. Hasta el momento, según los datos oficiales, se trata de 2.839 soldados, 2.700 jueces y fiscales, 650 civiles y 8.513 policías.

La reintroducción de la pena de muerte para los golpistas es una de las principales demandas de los sectores más activos en las calles turcas durante la respuesta popular a los tanques de los sublevados. Erdogan no ha querido rechazar la posibilidad de reinstaurar la pena capital, abolida en 2004. De hecho, desde poco después de que se pusiera fin a la pena de muerte, la población reclusa en Turquía se ha disparado. En concreto en solo 10 años hay 100.000 personas más detrás de los barrotes. Según los datos de marzo, de la población total de reclusos turcos, solo 366 personas habían sido encarceladas por pertenecer a la red gülenista. Pronto serán miles más.

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