Canadá prohibirá los fusiles de asalto tras el tiroteo que se saldó con 23 muertos
Trudeau condena la «violencia sin sentido» en la que han fallecido dos profesionales sanitarios, una policía y una profesora
El primer ministro de Canadá , Justin Trudeau , ha asegurado que el Gobierno actuará «lo más rápido posible» para prohibir la venta de fusiles de asalto tras el tiroteo de este domingo y que dejó 23 muertos, según las últimas cifras.
A medida que aumenta el número de víctimas mortales de la masacre, grupos a favor de implementar una nueva normativa sobre el control de armas han aprovechado para pedir al Gobierno que apruebe las restricciones, según informaciones del diario local 'The Chronicle Herald'.
«Imploramos que tomen una decisión viable ahora mismo: prohibir la venta de fusiles de asalto», ha indicado en una carta abierta dirigida al ministro de Seguridad, Bill Blair, una coalición que aúna cuatro grupos a favor de impulsar una mayor restricción a la venta y posesión de armas.
Así, han recalcado que «tal y como se ha documentado, este tipo de armas suponen un riesgo excesivo para la seguridad pública y no tienen ningún tipo de finalidad».
Trudeau, por su parte, ha reiterado que su Gobierno estaba a punto de presentar un proyecto de ley ante el Parlamento cuando las sesiones fueron suspendidas debido a la pandemia de coronavirus. En este sentido, ha especificado que las autoridades están «esperando a que sea el momento adecuado para presentarlo».
«Somos un país que está unido paratar una pandemia, calvar vidas y ayudar a los demás a que cada día sea mejor, pero nos ha sorprendido la violencia sin sentido y la tragedia de Nueva Escocia», ha afirmado.
El domingo un individuo de 51 años identificado como Gabriel Wortman con uniforme de Policía y un coche pintado como los de la Real Policía Montada de Canadá mató al menos a 19 personas, incluida una policía, una profesora de educación primaria y dos trabajadores sanitarios.
El tiroteo comenzó en realidad en la noche del sábado en Portapique, Nueva Escocia, y el sospechoso estuvo huido durante doce horas protagonizando persecuciones y enfrentamientos con la Policía hasta que finalmente fue abatido en una gasolinera en Enfield, a 90 kilómetros de distancia.
Los investigadores tratan aún de discernir el móvil del tiroteo. Mientras que algunas de las víctimas eran conocidos de Wortman, otras, aparentemente, no tenían vinculación alguna con el presunto autor del ataque.
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