Un cacerolazo nocturno mantiene la protesta en Colombia contra Iván Duque
En Cali, Medellín y Bogotá, al final de la tarde, grupos de vándalos muy jóvenes se animaron a pintar y destruir estaciones de transporte público, edificios y cajeros bancarios
El cierre de las protestas en Colombia sorprendió tanto como el desarrollo de la huelga nacional que se realizó ayer y que convocó a miles de colombianos. Anoche, en un caso jamás visto en Bogotá y otras ciudades del país, se dio un cacerolazo. La huelga, así, pasó de la calle al ámbito privado, con lo cual los ciudadanos hicieron sentir nuevamente su descontento con el Gobierno del presidente Iván Duque.
Lo que fue un día de protesta pacífica, con algunos desmanes en puntos específicos de las grandes ciudades, en especial en Cali, Medellín y Bogotá, donde al final de la tarde grupos de vándalos muy jóvenes se animaron a pintar y destruir estaciones de transporte público, edificios y cajeros bancarios. No dejaron por fuera la quema de contenedores de basura, ruptura de escaparates y abusos contra la propiedad privada.
Como sucede en ese escenario, el Gobierno colombiano despejó a las fuerzas de seguridad a las calles del centro y la Plaza Bolívar, que a lo largo del día recibió a miles de personas, a pesar de la lluvia, y los rumores de que sería una jornada caótica. Porque esa fue la característica de la actividad convocado: ciudadanos marchando en paz, acompañados por grupos de música, baile de colectivos de todo tono y tema, pero unidos con el propósito de protestar contra la institucionalidad. Eso sí, con arengas y carteles agresivos, pero en todo caso haciendo del jueves un día más cercano a un domingo de fiesta.
La ciudad más afectada fue Cali . Además de una jornada marcada por vándalos que trataron de frenar las marchas pacíficas, en horas de la noche la ciudad se vio acosada por delincuentes armados de machetes que amenazaban con tomar las residencias, a pesar del toque de queda que al final de la tarde decretó el alcalde. En esta ciudad, la tercera más importante del país, estas acciones lograron que algunos ciudadanos respondieran con armas de fuego, agregando así otro ingrediente violento y de difícil control para las autoridades de esa ciudad.
La economía colombiana crece
La jornada culminó con un fuerte cacerolazo. La gran huelga nacional trascendió sin problemas. Los temores de la víspera parecían disipados a plena luz del día, aunque algunos puntos del metro de Medellín fueron cerrados preventivamente, otros del transporte público bogotano también estuvieron restringidos y así sucesivamente en las grandes ciudades, cuyos alcaldes tomaron medidas para atajar cualquier acto vandálico . Se dieron, pero proporcionalmente insignificantes para lo esperado.
La noche del miércoles, el presidente Iván Duque se dirigió al país para enviar un mensaje de respeto al derecho constitucional a protestar, pero sin desmanes ni violencia. 12.000 miembros del ejército fueron desplegados en Bogotá y más fuerza pública fue apostada por todo el país.
Los colombianos se lanzaron a las calles básicamente para protestar contra las medidas económicas (pensiones, salarios, fiscales), el asesinado continuo de indígenas y líderes sociales, la lenta implementación del Acuerdo de Paz y de control de la seguridad y el territorio nacional, la campante corrupción y la crisis de la política nacional. El presidente llegó a esta jornada que marca a su gobierno, con una imagen desfavorable del 69% , apenas año y medio después de llegar a la Casa de Nariño.
Así, ayer Colombia se sumó al cauce de protestas mundiales, a la dura tendencia regional de exigirle al gobierno y al Estado beneficios y garantías, independientemente del tinte político que tenga. Paradójicamente, el paro de ayer se dio tras el anuncio de que la economía nacional creció un 3,3% en el tercer trimestre del año, de los mejores registros de la región. Sin embargo, hay una creciente insatisfacción contra el gobierno.
A estas protestas se vincularon colombianos en diferentes ciudades del mundo, mientras en Colombia las autoridades deportaban a 15 extranjeros acusados de llegar al país con el propósito de generar violencia. Ese fue uno de los flancos más cubiertos por las autoridades, que cerraron todas las fronteras hoy a la madrugada local, e implementaron mecanismos de contingencia en los principales puertos y aeropuertos del país.
Colombia, que no ha logrado consolidar la paz en su territorio y sigue cruzada por la violencia, parecía ayer lograrlo en las calles, con un paro contundente pero mayoritariamente en paz. Ahora falta que el gobierno escuche, si no las cacerolas, lo que el pueblo colombiano le ha dicho con claridad al marchar por las calles del país.
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